La caza y captura del atracador de bancos más famoso
«Yo no soy un vulgar atracador. Yo soy un expropiador de bancos españoles».
Jaime Giménez Arbe, El Solitario
Hijo de una familia acomodada, Jaime Giménez Arbe empezó a dar muestras de su rebeldía desde muy joven. A los 15 años fue expulsado del Liceo Italiano, a los 17 estuvo preso en la cárcel de Carabanchel por robar cuatro guitarras eléctricas y unos equipos de voz. Fue músico callejero en Suecia, se casó en dos ocasiones y tuvo dos hijos. Tras varios años de residencia en el extranjero regresó a España y desde 1994 empezó a atracar bancos cada vez con más asiduidad. Actuaba sin cómplices, ataviado con peluca y barba postizas, chaleco antibalas y armado. Antes de dar un golpe recorría una y otra vez el camino hasta su objetivo y apuntaba en unos cuadernos de colegio cualquier posible amenaza o información útil en caso de fuga: cuarteles de la GuardiaCivil, radares, posibles atajos, etcétera. Se lo empezó a conocer como El Solitario y a fraguarse su leyenda. Durante trece años mantuvo en jaque a las fuerzas de seguridad del Estado que buscaban un hombre sin rostro, una sombra.