En el transcurso de nuestras vidas, cuantas conversaciones hemos sostenido con Dios. Cuantas veces nos hemos dirigidos a ese ser supremo en busca de orientación, apoyo o ayuda y aun sentimos que es una conversación unidireccional. Nos sentimos solos y desprovistos de dirección paternal. Como si viviéramos las vidas errantes, con destinos echados a la suerte. Mientras tanto, nos apresuramos a trabajar diariamente y no prestamos atención a nada, sobreviviendo, y nos olvidamos de tomar el tiempo para vivir la vida y la pasamos como si fuéramos zombis en este planeta. Este libro es un desafío hacia la reflexión, hacia la re conexión. El volver a disfrutar de la vida. El vivir responsablemente cada día como si fuera el último. Cada día es único y debemos de tratarlo así. El mañana no está garantizado, por lo que debemos de valorar cada momento, nuestro momento.
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