¿Se puede medir la felicidad? Sí, y por eso ser feliz se ha vuelto un objetivo cada vez más importante en las agendas de muchos países, tanto desarrollados como emergentes. Pero no solo los gobiernos; también las empresas enarbolan hoy esta misma bandera. En el caso latinoamericano se da una paradoja, pues alcanzan tasas de felicidad muy elevadas, a pesar de sus altos niveles de desigualdad y violencia. ¿Cuál es entonces el secreto latinoamericano, aquel que le permite ser tan productivo en materia de felicidad?
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