En la ciudad de Salamanca, dos estudiantes se quedan prendados de un muchacha de unos diecisiete o dieciocho años, doña Esperanza de Meneses, a la que su fingida tía, doña Claudia Astudillo, trata de buscarle un marido apropiado. En realidad doña Claudia es una celestina que trafica con el virgo de Esperanza, a la que ya ha venido tres veces por virgen. Los estudiantes le ofrecen una serenata nocturna, pero ante su fracaso, hablan con un don Félix, un valentón adinerado, que usa sus mañas para introducirse de noche en la casa de la moza y la tía, sobornando a la dueña Grijalba. Oculto en el dormitorio de Esperanza oye toda la conversación ente las supuestas tía y sobrina y se entera de la verdad. EN un momento dado estornuda involuntariamente, las mujeres lo descubren y el corregidor de la villa, que estaba alertado, entra en la casa y se lleva presas a todas. Los estudiantes, con varios amigos, consiguen liberar a Esperanza y la ponene a buen recaudo. Riñen entre los dos por gozar de la muchacha, pero uno de ellos se compromete a tomarla como esposa, ante lo que ella se decide y lo acompaña al pueblo natal del muchacho, cuyo padre acepta encantado a la imprevista nuera, sin hacer caso a los chismes anónimos que le comunican las malas lenguas. Este relato, que en el manuscrito Porras de la Cámara, hoy perdido, acompaña al "Celoso extremeño" y a "Rinconete y Cortadillo" corresponde al modelo de lo que Cervante hizo imprimir en 1613 con el título de "Novelas ejemplares". Se reproduce aquí el texto del códice de la Biblioteca Colombina, exento de las interpolaciones introducidas por el racionero sevillano Francisco Porras de la Cámara, con lo que la atribución a Cervantes parece tener una muy sólida consistencia.
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