Indice dinamico.
Pedro es un joven español que ha sido educado en el extranjero en las buenas maneras del continente pero en la añoranza de España. Tiene todas las prendas que adornan al joven de mundo, al gentleman, pero a la vez de su educación se ha encargado un fraile irlandés fascinado con una España irreal (la de La gaviota de la Faber); entelequia a medio camino del medievalismo romántico y de las propias ideas de nobleza de la condesa gallega.
A su llegada a la zona de veraneo en el Norte de España donde tiene que reencontrarse con su familia, Pedro de Guzmán se va a dar cuenta de que la nobleza del país no es depositaria de valor alguno y no se diferencia en exterior o fondo de la europea; también descubrirá que ha tomado los vicios de una clase media nunca del todo bien parada en manos de doña Emilia y, por último, en el pueblo de puros sentimientos que él imaginaba se encuentra brutalidad, superstición, lumpen y no poco interés en medrar y cambiar de clase.
Por si el panorama para el joven no fuera poco desolador, se le cruza una cuñada rumbera que le tiende una trampa en la que él se enamora también ensoñadamente y la vergüenza de descubrir la treta de su familiar hace que decida poner tierra de por medio.
Pedro es un joven español que ha sido educado en el extranjero en las buenas maneras del continente pero en la añoranza de España. Tiene todas las prendas que adornan al joven de mundo, al gentleman, pero a la vez de su educación se ha encargado un fraile irlandés fascinado con una España irreal (la de La gaviota de la Faber); entelequia a medio camino del medievalismo romántico y de las propias ideas de nobleza de la condesa gallega.
A su llegada a la zona de veraneo en el Norte de España donde tiene que reencontrarse con su familia, Pedro de Guzmán se va a dar cuenta de que la nobleza del país no es depositaria de valor alguno y no se diferencia en exterior o fondo de la europea; también descubrirá que ha tomado los vicios de una clase media nunca del todo bien parada en manos de doña Emilia y, por último, en el pueblo de puros sentimientos que él imaginaba se encuentra brutalidad, superstición, lumpen y no poco interés en medrar y cambiar de clase.
Por si el panorama para el joven no fuera poco desolador, se le cruza una cuñada rumbera que le tiende una trampa en la que él se enamora también ensoñadamente y la vergüenza de descubrir la treta de su familiar hace que decida poner tierra de por medio.