Ferdinand vive solo en una granja y, francamente, no es feliz. Sólo las visitas esporádicas de sus nietos consiguen arrancarle una sonrisa. Un día, después de una fuerte tormenta, descubre que el techo de su vecina Marceline se ha venido abajo. Y la mujer no tiene donde ir. Decide entonces acogerla en su casa. Poco a poco, como por arte de magia, la granja se va llenando de gente: un amigo de la infancia que ha echado de casa, y una estudiante de enfermería, Muriel, que con su juventud y vitalidad dará un nuevo soplo de vida a este grupo de ancianos que redescubren juntos la felicidad. Al mal tiempo, mejor cara nos muestra cómo tejer lazos inesperados entre aquellos que, con la edad, se necesitan mutuamente. «Un bello cuento realista que nos anima ser valientes y preocuparnos de los problemas ajenos», Le Figaro «Una historia encantadora que mezcla generaciones y buenos sentimientos... Un cuento contra la depresión», L'Express «Una historia muy de nuestro tiempo... Una lectura optimista», Libération
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