¿Qué hacer cuando las palabras llaman a cuentas?
Un poema.
Un poema lo más intenso posible, lo más retador que pueda concebirse.
Al verse como frente a un espejo, las palabras serán menos severas con quien se ha atrevido a pronunciarlas.
El resultado es un poema que revisa las palabras, que las enuncia con apego y que sublima la condición del hombre: de animal léxicográfico a exclusivo ser que posee el vasto y maravilloso caudal del lenguaje.
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