Se hacía llamar doña Albina; sabía lo que quería para sí y para su hija y disponía
de los medios requeridos para alcanzar sus fines. A ella la arrolló la miseria.
Su vida fue un completo fracaso. De eso culpaba a sus padres: en su sentir, la
encaminaron mal. No le ocurriría lo mismo a su hija; de algo había de servirle
tener una madre sobrada de experiencia y que no se rendía jamás.
Los objetivos de doña Albina no eran desatinados y sí muy justos. Se trataba
de que Alba, su hija, damita encantadora y muy bien adoctrinada, atrapara
un marido que le ofreciera una vida más que desahogada y la restableciera en
el elevado estrato social que le correspondía ocupar. ¿Cabría aspiración más
razonable?
Vino a suceder que, a la hora de la verdad, la partida no se desenvolviera como
lo hacía en la imaginación de la ensoberbecida señora. Surgió lo imprevisto.
El príncipe azul no dio razón de sí y la presa que acudió al reclamo de un
apetitoso cebo fue un gato ratonero, rico en tretas, con el que no contó aquella
afectuosa madre. A él se tuvo que enfrentar. ¿Con qué resultado? Eso tiene el
lector que averiguarlo por sí mismo.
de los medios requeridos para alcanzar sus fines. A ella la arrolló la miseria.
Su vida fue un completo fracaso. De eso culpaba a sus padres: en su sentir, la
encaminaron mal. No le ocurriría lo mismo a su hija; de algo había de servirle
tener una madre sobrada de experiencia y que no se rendía jamás.
Los objetivos de doña Albina no eran desatinados y sí muy justos. Se trataba
de que Alba, su hija, damita encantadora y muy bien adoctrinada, atrapara
un marido que le ofreciera una vida más que desahogada y la restableciera en
el elevado estrato social que le correspondía ocupar. ¿Cabría aspiración más
razonable?
Vino a suceder que, a la hora de la verdad, la partida no se desenvolviera como
lo hacía en la imaginación de la ensoberbecida señora. Surgió lo imprevisto.
El príncipe azul no dio razón de sí y la presa que acudió al reclamo de un
apetitoso cebo fue un gato ratonero, rico en tretas, con el que no contó aquella
afectuosa madre. A él se tuvo que enfrentar. ¿Con qué resultado? Eso tiene el
lector que averiguarlo por sí mismo.