Asesinato en el cañaveral

Arturo Salcedo, un joven ingeniero de sistemas del puerto pesquero de Chimbote en Perú, consigue su primer trabajo en un pueblo cercano llamado San Patricio –en donde nunca había estado– en una empresa que se dedica a la producción de azúcar. Terminó los estudios en la universidad de su ciudad tras mucho esfuerzo, penurias y las limitaciones de infraestructura de la institución y la carrera que no estaba reconocida por la ANR (Asociación Nacional de Rectores). Se enfrentaba a un gran reto en el trabajo, pero poco a poco se gana el reconocimiento de los jefes de la empresa en base a esfuerzo y dedicación y le piden que capte a dos compañeros (July y Jacobo) de la universidad para que trabajen en la empresa. Ellos consiguen los objetivos y alta productividad en la implementación de software con el Sistema de Campo (Administra los campos de caña de azúcar) y el Sistema de Laboratorio (Administra los índices de sacarosa de la caña y la producción de azúcar), pero a pesar de los logros obtenidos no tenían buenos salarios y trabajaban hasta altas horas de la noche y se dieron cuenta que los explotaban mientras que un pequeño grupo que ocupaba cargos directivos y llegaban de la capital Lima se beneficiaba con altos sueldos. July renuncia después de ocho meses porque no hicieron caso de su pedido de aumento de sueldo y Arturo después de dos años, luego de un enfrentamiento con su jefe inmediato Cristian Marroquín y una acusación de haber borrado los datos del servidor de computadoras. Meses después Cristian es hallado muerto en un campo de caña de azúcar por una brutal golpiza y el sospechoso principal es Arturo, que hace todo lo posible y lo que está en sus manos para librarse de las acusaciones. El escenario se realiza entre los años 1998 al 2000 época en que el Perú salía de una hiperinflación y la crisis económica mas grande de su historia, donde los trabajos escasean y los bajos salarios y la explotación son el común denominador de las empresas.