Este poemario nos trae de vuelta la voz de Carmen Verde Arocha, cuya palabra funda un lugar invocando la imagen de una princesa misteriosa, desconocida, quizás la expresión de su propia ánima, pues En el jardín de Kori se manifiestan múltiples presencias de lo femenino. Aquí aparece la mujer en sus distintas etapas, desde la vejez hasta la niñez, en el amor y el desamor. En el jardín de Kori, el dolor urdido con la compasión nos va revelando lo que habita realmente en la belleza de este lugar: el deseo, el hambre, la muerte y el eros cruzados por lo familiar y lo cotidiano. Es un mundo transitado por niños que sufren, que tienen hambre o que no han nacido, también está la infancia como sueño de felicidad. Al constatar que el país se ha mudado, Carmen Verde Arocha no se queda en la duda acerca del lugar que habita, no se entrega a la orfandad que reconoce, sino que nos invita a visitar este jardín, no un espacio de evasión sino un lugar de resguardo y protección para lo herido, para lo amado, para lo alto y lo bajo, consciente de que el universo está cruzado por fuerzas disímiles y complementarias. Cuidémonos nos dice la poeta a través del poder creador de su palabra, voz de textura única en la poesía venezolana contemporánea.
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