En “Solitaria Rosa de tu Aliento”, Antonio Pacheco viene a recoger una cosecha de poemas que, como a lo largo de toda su obra –su vida misma- son el fiel reflejo de su mundo interior y, orteguianamente, “sus circunstancias” que han supuesto una luz en mitad de “la noche oscura del alma” y cierto ordenamiento de algunos catálogos de su vida.
Es la poesía de A. Pacheco ajena a modas y modos. Tan sólo se deja llevar, como el tiempo. Y como escribió A. Machado: “Donde hay vino, beben vino. Donde no hay vino, agua fresca”.
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