VISIÓN CRUDA Y CONSTRUCTIVA DE LA ACTUALIDAD
Cotado ha escrito como un torrente, con momentos de inspiración, movido por la pasión, el entusiasmo, la fe en lo que dice, y más que decir, clama y proclama, protesta, irradia, denuncia. Como un niño enfadado –¿qué son los artistas sino eternos niños, Peter Pan en Cacabelos?-, como un adolescente rabioso con el mundo que no le gusta, con el país que le defrauda, asqueado con tanto robo, fraude, deturpación, usura, basura.
Y allá va Pedro Cotado en tromba con sus mil cuartetas, nacidas para ser cantadas o recitadas por algún juglar medieval, o como un cantar de ciego, con la música de una zanfona ronroneando el corro; coplas nacidas para ser clavadas con una chincheta en el poste de la luz en el concejo, donde ponen las esquelas, como clavó Lutero sus 95 tesis en la puerta de Wittenberg. Pedro Cotado es nuestro particular protestante, o protestón, incómodo con el poder y sus contubernios, lúcido como un profeta capaz de darnos esta “visión cruda y constructiva de la actualidad laboral, social, política, humana… de un siglo absurdamente incierto”.
Cotado ha escrito como un torrente, con momentos de inspiración, movido por la pasión, el entusiasmo, la fe en lo que dice, y más que decir, clama y proclama, protesta, irradia, denuncia. Como un niño enfadado –¿qué son los artistas sino eternos niños, Peter Pan en Cacabelos?-, como un adolescente rabioso con el mundo que no le gusta, con el país que le defrauda, asqueado con tanto robo, fraude, deturpación, usura, basura.
Y allá va Pedro Cotado en tromba con sus mil cuartetas, nacidas para ser cantadas o recitadas por algún juglar medieval, o como un cantar de ciego, con la música de una zanfona ronroneando el corro; coplas nacidas para ser clavadas con una chincheta en el poste de la luz en el concejo, donde ponen las esquelas, como clavó Lutero sus 95 tesis en la puerta de Wittenberg. Pedro Cotado es nuestro particular protestante, o protestón, incómodo con el poder y sus contubernios, lúcido como un profeta capaz de darnos esta “visión cruda y constructiva de la actualidad laboral, social, política, humana… de un siglo absurdamente incierto”.