Tina tuvo dos vidas, una fue falsa y desgarrada, envuelta en un poder corrupto del que no se podía librar.
Pero su auténtica vida fue un grito a la libertad que no podía conseguir.
Trabajó por países africanos sin perder nunca su identidad, siendo fiel a sí misma. La corrupción y la maldad nunca le afectaron.
Al final la soledad fue su libertad.
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