Esta obra parte de una idea que en su origen nació como guión de cine y que posteriormente convertí en mi primera novela «La futura memoria». Diez años después de concebir la historia de dos funcionarios del registro que tienen pánico a la jubilación al pensar que se trata de la antesala de la muerte, pensé que el teatro me ofrecía la posibilidad de encontrar una nueva ubicación para esa historia al plantearme a unos protagonistas que ya llevan diez años jubilados y que no han sabido adaptarse a la inactividad. El temor a acabar sus días en el asilo, o a que la muerte les sorprenda, les lleva a buscar un trabajo que pueda mantenerlos ocupados y los aleje del miedo. En su propia imaginación encuentran la salida y se sumergen en una aventura fascinante que les lleva a alterar su vida.
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