La historia de la familia Di Tella está indiscutiblemente ligada a la historia nacional. El apellido es un sello que ha dejado su marca en la industria, el arte, las ciencias y la política.
Cada tanto se ve por la calle algún mítico SIAM Di Tella, que fue el automóvil moderno de la clase media argentina de los años sesenta. Todavía, en alguna fiesta familiar, se consumen bebidas enfriadas en una de esas sólidas heladeras, de inolvidable bolita en la manija, que sigue funcionando como el primer día aunque ya tiene más de cincuenta años. Las huellas de aquella usina de la vanguardia artística y cultural que fue el Di Tella pueden rastrearse en muchas de las obras de los consagrados y son punto de referencia inevitable para quienes se inician.
Numerosos profesionales y académicos pasaron en esos años por el Instituto o cursaron sus estudios en la Universidad Di Tella. Y hasta es posible que algún kelper conserve un osito de peluche de esos enviados por Guido en su función de canciller. Desde que el viejo Torcuato bajó del barco con los inmigrantes que contribuyeron a poblar el país, y a los 18 años fundó la fábrica de amasadoras de pan que creció hasta convertirse en un imperio, la historia de la familia Di Tella está indiscutiblemente ligada a la historia nacional.
El apellido es un sello que ha dejado su marca en la industria, el arte, las ciencias y la política, y representa la esperanza de una burguesía que quiso ser industrial e ilustrada. Inmigrantes a comienzos del siglo XX, industriales en los cincuenta, mecenas de la contracultura en los sesenta, peronistas de izquierda y exiliados políticos en los setenta, renovadores en los ochenta, menemistas en los noventa y kirchneristas en el dos mil, los Di Tella fueron, además de provocadores vocacionales y filántropos generosos, actores centrales en los principales acontecimientos de la Argentina del último siglo. Del relato íntimo de esta saga surgen los conflictos de una familia poderosa, pero también las tensiones del país que los cobijó; asomarse a esas vidas es también una forma de comprender nuestro pasado.