La vida del glorioso Doctor de la iglesia San Alfonso María de Ligorio, fundador de la Congregación del Santísimo Redentor, y Obispo de Santa Águeda de los Godos en el reino de Nápoles, ha sido primeramente escrita en italiano por el Padre Tannoya, compañero suyo por espacio de cuarenta años; luego en francés por el Cardenal Villecourt, y posteriormente en castellano por el Padre Victorio Loyódice, religioso de la misma Congregación. Las dos primeras obras son voluminosas, la última no lo es tanto; forma, sin embargo, un tomo en 4º de cerca de 700 páginas, y aunque interesante y amena ciertamente, no es de fácil manejo y adquisición para toda clase de personas.
De aquí resulta que la historia de un santo, cuya Teología moral anda en manos de todos los Sacerdotes, y en cuyos libros ascéticos se apacientan cotidianamente las almas devotas, sea menos conocida de lo que debiera, siendo así que los admirables hechos que forman su tejido interesan, conmueven y edifican.
A suplir esta falta, dentro de los límites de nuestra pequeñez, se endereza el presente opúsculo, breve resumen de la obra del P. Loyódice, que acaso por lo que de ella copia excite el apetito de verla íntegra. ¡Ojalá que así sea, porque cuanto más se conoce al insigne fundador de la Congregación de Redentoristas, más se le quiere! Es un santo á quien principia uno por venerar de rodillas, para concluir arrojándose á sus brazos con filial ternura y abandono.
De aquí resulta que la historia de un santo, cuya Teología moral anda en manos de todos los Sacerdotes, y en cuyos libros ascéticos se apacientan cotidianamente las almas devotas, sea menos conocida de lo que debiera, siendo así que los admirables hechos que forman su tejido interesan, conmueven y edifican.
A suplir esta falta, dentro de los límites de nuestra pequeñez, se endereza el presente opúsculo, breve resumen de la obra del P. Loyódice, que acaso por lo que de ella copia excite el apetito de verla íntegra. ¡Ojalá que así sea, porque cuanto más se conoce al insigne fundador de la Congregación de Redentoristas, más se le quiere! Es un santo á quien principia uno por venerar de rodillas, para concluir arrojándose á sus brazos con filial ternura y abandono.