A comienzos de 2016 el país entero se vio conmovido por la titánica batalla que libraba el pequeño León Smith, un niño que habiendo nacido con una miocardiopatía dilatada, esperaba por un donante de corazón. De este modo, esta situación atrajo el interés de la prensa y las redes sociales que bajo consignas como #UnCorazonParaLeon, hacían un fuerte llamado para generar conciencia sobre la donación de órganos y el rol del Estado en las políticas públicas relacionadas con la salud. Sin embargo y pese a que León encabezaba el primer lugar en la lista de espera, el corazón que necesitaba para vivir nunca llegó.
En Chile hay más de mil ochocientas personas esperando un trasplante y ciento veinte donantes por año. Las campañas a nivel estatal son prácticamente nulas y el apoyo que los familiares buscan en sus isapres o los centros de atención médica a los que acuden es —como se hará patente en estas páginas—, por decir lo menos, insuficiente. Ante este panorama, Juan Smith, padre de León, se preguntó: ¿qué hago? Las posibilidades no son muchas, o te echas a llorar o te pones en movimiento intentando cambiar las cosas para generar la mayor conciencia posible.
Este testimonio nace entonces de los recuerdos de un padre que, además de estremecernos con las luces y sombras de la vida de su hijo, quiere contarnos quién era León Smith: un guerrero que pese a su corta edad luchó como un gigante haciendo frente a ocho paros cardíacos y meses conectado a un corazón artificial; un niño que a pesar de la adversidad vivió intensa y felizmente los cuatro años y ocho meses que pasó por esta tierra.
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