Es necesario caer en la cuenta de que la dedicación en la educación de una hija en esta edad es desarrollar unas capacidades que son mucho mas difíciles de lograr en edades posteriores. Una niña de 10 a 11 años, podrá ser, según sus capacidades, la persona que sus padres se hayan propuesto, si es que han pensado seriamente en su educación cuando todavía tiene esa edad. No es fácil que los padres sean conscientes de la trascendencia que tiene su dedicación a la educación de una hija todavía más pequeña y, aparentemente, sin problemas. No tiene problemas serios a esa edad, ciertamente, pero es necesario saber, como padres, que cuando se plantean, sino que educar a los hijos requiere una acción conjunta del padre y de la madre para ir ayudando a los hijos a desarrollar sus capacidades, y a los 10 años y 11 años, ese tiempo de dedicación tendrá como consecuencia que se eviten verdaderos y serios problemas en edades posteriores. En el libro se dan sugerencias, se ponen ejemplos y se aportan consejos sobre modos de actuar, razonando el porqué. El estilo es directo y con tono positivo y realista, con el fin de que la ayuda pueda resultar eficaz.
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