El Teatro crítico universal, o Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes, es una extensa colección de ensayos escrita por Benito Jerónimo Feijoo y publicada desde 1726 hasta 1740.
Consta de ciento dieciocho ensayos que abordan enorme cantidad de diversas materias: filología, física, matemática, ciencias naturales, medicina, astronomía, geografía, economía, derecho, religión, política, filosofía, literatura, etcétera. Fue una de las obras más divulgadas y polémicas del siglo XVIII español, alcanzando la astronómica cifra de más de 600.000 ejemplares vendidos, y siendo traducida al inglés, francés, italiano, alemán y portugués. El objetivo de Feijoo venía enunciado en el título, al pretender corregir viejas supersticiones, prejuicios y costumbres, cuestión que ya habían realizado autores europeos como Thomas Browne en Inglaterra y Christian Thomasius en Alemania. Feijoo aparece como una figura defensora del método experimental en ciencia, se muestra moderadamente escéptico en asuntos relativos a la hagiografía, aunque sin siquiera plantearse ninguna duda sobre el dogma católico, y destaca, en general, por su notable, aunque para algunos, superficial erudición, en el estudio de cuestiones literarias, estéticas y filológicas. Fue esta obra una de las más ensalzadas de su siglo, y también una de las más criticadas y atacadas por sus coetáneos. Feijoo muestra, por otro lado, en opinión de una parte significativa de sus críticos, un estilo sencillo, en ocasiones brillante, y con influencia del estilo y aire, entonces predominante de la prosa francesa.
Feijoo gozó gracias a esta obra de las alabanzas de la Santa Sede, por boca del Papa Benedicto XIV y de diversos prelados y literatos tanto españoles como foráneos. Fernando VI llegó a nombrarle Consejero del reino (no obstante que Feijoo siempre se negó a permanecer en la corte), y fue hombre generalmente conocido en el mundo cultural europeo de su siglo. Pese a ello, desde el siglo XIX, la valoración de Feijoo y su obra han sufrido con el paso del tiempo; en la actualidad, los juicios críticos son más diversos, si bien, para muchos estudiosos tanto desde el punto de vista filosófico, como desde el campo de la Historia de la Literatura, es el Teatro una de las obras más representativas de la Primera Ilustración, en la España dieciochesca de los Borbones.
En el contexto de la Polémica feminista Feijoo aborda bajo el título defensa de las mujeres, la cuestión de la igualdad de sexos centrada en el aspecto del "entendimiento". El Discurso XVI, Tomo I6 suscitó en su tiempo, opiniones en contra, tanto por parte del estamento Eclesiástico como del Secular.
El texto, ignorado con frecuencia en los estudios sobre la vida y obra de Benito Feijoo, forma parte de la genealogía del feminismo, que los estudios feministas europeos y, en concreto, españoles considera imprescindible conocer e incluir en la cronología del feminismo.
Consta de ciento dieciocho ensayos que abordan enorme cantidad de diversas materias: filología, física, matemática, ciencias naturales, medicina, astronomía, geografía, economía, derecho, religión, política, filosofía, literatura, etcétera. Fue una de las obras más divulgadas y polémicas del siglo XVIII español, alcanzando la astronómica cifra de más de 600.000 ejemplares vendidos, y siendo traducida al inglés, francés, italiano, alemán y portugués. El objetivo de Feijoo venía enunciado en el título, al pretender corregir viejas supersticiones, prejuicios y costumbres, cuestión que ya habían realizado autores europeos como Thomas Browne en Inglaterra y Christian Thomasius en Alemania. Feijoo aparece como una figura defensora del método experimental en ciencia, se muestra moderadamente escéptico en asuntos relativos a la hagiografía, aunque sin siquiera plantearse ninguna duda sobre el dogma católico, y destaca, en general, por su notable, aunque para algunos, superficial erudición, en el estudio de cuestiones literarias, estéticas y filológicas. Fue esta obra una de las más ensalzadas de su siglo, y también una de las más criticadas y atacadas por sus coetáneos. Feijoo muestra, por otro lado, en opinión de una parte significativa de sus críticos, un estilo sencillo, en ocasiones brillante, y con influencia del estilo y aire, entonces predominante de la prosa francesa.
Feijoo gozó gracias a esta obra de las alabanzas de la Santa Sede, por boca del Papa Benedicto XIV y de diversos prelados y literatos tanto españoles como foráneos. Fernando VI llegó a nombrarle Consejero del reino (no obstante que Feijoo siempre se negó a permanecer en la corte), y fue hombre generalmente conocido en el mundo cultural europeo de su siglo. Pese a ello, desde el siglo XIX, la valoración de Feijoo y su obra han sufrido con el paso del tiempo; en la actualidad, los juicios críticos son más diversos, si bien, para muchos estudiosos tanto desde el punto de vista filosófico, como desde el campo de la Historia de la Literatura, es el Teatro una de las obras más representativas de la Primera Ilustración, en la España dieciochesca de los Borbones.
En el contexto de la Polémica feminista Feijoo aborda bajo el título defensa de las mujeres, la cuestión de la igualdad de sexos centrada en el aspecto del "entendimiento". El Discurso XVI, Tomo I6 suscitó en su tiempo, opiniones en contra, tanto por parte del estamento Eclesiástico como del Secular.
El texto, ignorado con frecuencia en los estudios sobre la vida y obra de Benito Feijoo, forma parte de la genealogía del feminismo, que los estudios feministas europeos y, en concreto, españoles considera imprescindible conocer e incluir en la cronología del feminismo.