¿Tienen algún sentido las coincidencias? ¿O sólo son un caladero de supersticiones?
Para los gurús y guías espirituales son señales que nos da la vida para guiarnos hacia el crecimiento interior. Para C.J.Jung, manifestaciones de la sincronicidad.
Marfus enseña la historia de la música en el pequeño departamento de Civilización del Occidente Medieval de una pequeña universidad privada. Cuando una compañera le cuenta que para las previsiones meteorológicas siempre consulta los pronósticos para un pueblo situado a miles de kilómetros, que se cumplen a rajatabla en su localidad, pero fallan en el lugar para el que están calculados, Marfus lo toma a broma. La curiosidad le lleva a buscar otras coincidencias absurdas: el que duerme la noche sin quitarse el calzado, se levanta con una jaqueca de aúpa… Claro, ¡cómo hay que estar de borracho para meterse en la cama con los zapatos puestos!
Luego las cosas se tuercen para Marfus. Una decisión precipitada conduce a un problema en el trabajo. Pierde al mismo tiempo el empleo y el oído. De un día para otro, Marfus queda sin empleo, sin dinero y sin amigos. Pero todavía duerme bajo techo. Marfus se entrega a una nueva pasión: la curiosidad por toda clase de informaciones: ciencias, países, grandes personajes, datos estadísticos, palabras del diccionario.
Una de sus pesquisas reaviva el interés de Marfus en las coincidencias. Lee sobre objetos que vuelven a sus propietarios años después, sobre gente que escapa a una fatalidad sólo para que esa fatalidad la alcance medio siglo más tarde, sobre gemelos y tocayos que comparten un mismo destino y sobre novelas que detallan hechos que aún no se han producido.
Por interés profesional, Marfus traza paralelismos entre la vida moderna y la medieval. El Medioevo resucitó la antigua creencia en la Rueda de la Fortuna. El resultado parece encajar en un tipo de coincidencias, el mismo que afecta, como cree, su historia personal.
Se burla de los numerólogos y gurús que, desesperados por dar sentido a un cataclismo, siempre acaban recalando en la Biblia, donde hay nombres, fechas y calamidades a escoger. Marfus está a punto de volver a su idea inicial: detrás de las coincidencias no hay nada, son fruto de puro azar.
Pero la vida de Marfus da un giro. Y otro, y otro más. ¿Ha girado la Rueda de la Fortuna? ¿En qué dirección?
Y descubre que esos giros obedecen a una ley…
Además de contar esta historia de ficción, la novela tiene una historia propia: mientras se escribía, en la vida real se producían sucesos extrañamente similares a los de esta narración. Parecían validar las conclusiones del protagonista de la novela. Y su Ley de la coincidencia.
Para los gurús y guías espirituales son señales que nos da la vida para guiarnos hacia el crecimiento interior. Para C.J.Jung, manifestaciones de la sincronicidad.
Marfus enseña la historia de la música en el pequeño departamento de Civilización del Occidente Medieval de una pequeña universidad privada. Cuando una compañera le cuenta que para las previsiones meteorológicas siempre consulta los pronósticos para un pueblo situado a miles de kilómetros, que se cumplen a rajatabla en su localidad, pero fallan en el lugar para el que están calculados, Marfus lo toma a broma. La curiosidad le lleva a buscar otras coincidencias absurdas: el que duerme la noche sin quitarse el calzado, se levanta con una jaqueca de aúpa… Claro, ¡cómo hay que estar de borracho para meterse en la cama con los zapatos puestos!
Luego las cosas se tuercen para Marfus. Una decisión precipitada conduce a un problema en el trabajo. Pierde al mismo tiempo el empleo y el oído. De un día para otro, Marfus queda sin empleo, sin dinero y sin amigos. Pero todavía duerme bajo techo. Marfus se entrega a una nueva pasión: la curiosidad por toda clase de informaciones: ciencias, países, grandes personajes, datos estadísticos, palabras del diccionario.
Una de sus pesquisas reaviva el interés de Marfus en las coincidencias. Lee sobre objetos que vuelven a sus propietarios años después, sobre gente que escapa a una fatalidad sólo para que esa fatalidad la alcance medio siglo más tarde, sobre gemelos y tocayos que comparten un mismo destino y sobre novelas que detallan hechos que aún no se han producido.
Por interés profesional, Marfus traza paralelismos entre la vida moderna y la medieval. El Medioevo resucitó la antigua creencia en la Rueda de la Fortuna. El resultado parece encajar en un tipo de coincidencias, el mismo que afecta, como cree, su historia personal.
Se burla de los numerólogos y gurús que, desesperados por dar sentido a un cataclismo, siempre acaban recalando en la Biblia, donde hay nombres, fechas y calamidades a escoger. Marfus está a punto de volver a su idea inicial: detrás de las coincidencias no hay nada, son fruto de puro azar.
Pero la vida de Marfus da un giro. Y otro, y otro más. ¿Ha girado la Rueda de la Fortuna? ¿En qué dirección?
Y descubre que esos giros obedecen a una ley…
Además de contar esta historia de ficción, la novela tiene una historia propia: mientras se escribía, en la vida real se producían sucesos extrañamente similares a los de esta narración. Parecían validar las conclusiones del protagonista de la novela. Y su Ley de la coincidencia.