Este libro parte de una intuición que es también una experiencia: las personas somos luz, nuestra esencia como personas es luminosa. Esta visión metafórica y alegórica es también una invitación a seguir un camino para tratar de llegar a nuestra verdad más profunda, a vivir esa luz y afrontarla con alegría. Descubrir la auténtica alegría de ser personas pasa por un sendero que nos habla de menesterosidad, ruptura, dolor esperanzado, justicia, compasión, diafanidad, paz y alegría en la adversidad. Avanzar por ese sendero es avanzar hacia la plenitud, hacia la excelencia. Y en este camino consiste la alegría.
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