Galathor Waylan se irguió, gruñó y estiró sus hercúleos brazos para relajar los entumecidos músculos. De nuevo cogió el casco con forma de calavera y, jadeando por el esfuerzo, se lo ajustó. Se encontraba en el enclave inferior de un vetusto caserón en cuya capilla solía torturar y masacrar a los prisioneros de guerra y a los rara veces espías que caían a manos de su ejército formado por cientos de milicianos a sueldo.
El edificio se situaba en el extremo oeste de su castillo, en Nordmaar, y se encontraba en un momento de gran esplendor debido a las oscuras artes de su señor. Los impenetrables muros de cientos de metros de altura se erguían en la noche, y culminaban en numerosos pináculos y agudas crestas de las que pendían restos de cuerpos humanos. Decenas de cabezas cortadas ornaban los mástiles donde debieran ondear flamantes banderas.
Sigue las aventuras del elfo Dürizzell, del bárbaro Córilan, del guerrero Mad Tarmigan, de las amazonas Candelaria y Ariel y del resto de sus amigos a través de la vasta extensión del mundo de Sandël, unas aventuras llenas de peligros, multitud de enemigos y, sin embargo, de amistad y honor.
Entregas de 50 páginas cada una. Seguiremos publicando si tal es vuestro deseo, lectores.
Opinad y otorgad estrellas a la historia, y continuemos disfrutando de las aventuras de nuestros héroes.
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