Una aproximación filosófica al origen de la creencia en la divinidad - Un planteamiento antropológico sobre el origen de nuestra mentalidad.
La obra se centra en la investigación y análisis de los pilares de la religión, y en concreto, en el del sentimiento de la creencia o la fe. Abarcar un tema de semejantes dimensiones en tan poco espacio presenta problemas muy variados, pero el autor de este texto los supera optando por la democratización del conocimiento, es decir, intenta alejar su estilo (fluido y conciso) de ese cripticismo que, por desgracia, acompaña con cierta frecuencia a los textos de disciplinas científicas. En este sentido, recuerda a Marvin Harris, que, junto con Barley, es el único antropólogo conocido que ha cosechado un amplio éxito editorial.
Las bases bibliográficas son sólidas y la inclusión de citas es siempre relevante.
El tratamiento del tema pasa por postulados de la antropología filosófica, flirtea con el materialismo cultural y se hace eco de las ideas de grandes especialistas en la materia, como el rumano Mircea Eliade, si bien es cierto que no aborda la perspectiva puramente sociológica de la religión al estilo de Durkheim y Mauss. No obstante, una lectura más fina del original sugiere que el autor no pretende adentrarse en esas lides, con lo que el objetivo no pierde fuerza.
En definitiva, esta obra cuenta con la calidad que su especificidad requiere y que puede convertirse en un digno representante de la disciplina antropológica, ya que es apta para legos en la materia con deseo de conocimiento y también para aquellas personas versadas, que podrán encontrar nuevos enfoques de estudio.
La obra se centra en la investigación y análisis de los pilares de la religión, y en concreto, en el del sentimiento de la creencia o la fe. Abarcar un tema de semejantes dimensiones en tan poco espacio presenta problemas muy variados, pero el autor de este texto los supera optando por la democratización del conocimiento, es decir, intenta alejar su estilo (fluido y conciso) de ese cripticismo que, por desgracia, acompaña con cierta frecuencia a los textos de disciplinas científicas. En este sentido, recuerda a Marvin Harris, que, junto con Barley, es el único antropólogo conocido que ha cosechado un amplio éxito editorial.
Las bases bibliográficas son sólidas y la inclusión de citas es siempre relevante.
El tratamiento del tema pasa por postulados de la antropología filosófica, flirtea con el materialismo cultural y se hace eco de las ideas de grandes especialistas en la materia, como el rumano Mircea Eliade, si bien es cierto que no aborda la perspectiva puramente sociológica de la religión al estilo de Durkheim y Mauss. No obstante, una lectura más fina del original sugiere que el autor no pretende adentrarse en esas lides, con lo que el objetivo no pierde fuerza.
En definitiva, esta obra cuenta con la calidad que su especificidad requiere y que puede convertirse en un digno representante de la disciplina antropológica, ya que es apta para legos en la materia con deseo de conocimiento y también para aquellas personas versadas, que podrán encontrar nuevos enfoques de estudio.