Con tan sólo veintiocho años y sin haber terminado la carrera de medicina, Ramos Mejía ya tenía esa obsesión por los desórdenes mentales que lo conduciría a escribir la primera parte de este libro que versa sobre Juan Manuel de Rosas.
En una época en la que la medicina y la psicología tenían límites difusos, retratará además el histerismo de Monteagudo, las alucinaciones de Fraile Aldao y los delirios de persecución del Almirante Brown.
Con prólogo de José Ingenieros, quien fuera alumno de Ramos Mejía, la historia argentina es revisada desde un punto de vista bastante particular.
En una época en la que la medicina y la psicología tenían límites difusos, retratará además el histerismo de Monteagudo, las alucinaciones de Fraile Aldao y los delirios de persecución del Almirante Brown.
Con prólogo de José Ingenieros, quien fuera alumno de Ramos Mejía, la historia argentina es revisada desde un punto de vista bastante particular.