Los argentinos creemos que somos un pueblo maravilloso, que tenemos el país más rico del mundo y que, por ende, estamos condenados al éxito. Sin embargo siempre sentimos que nos va mal, muy por debajo de lo que nos merecemos. Nos parece que tenemos un destino de grandeza que nunca se cumple y no nos permitimos pensar que, en realidad, somos un país más, ni el mejor ni el peor del planeta.
En su proyecto más querido, el último en el que trabajó con la idea empecinada de que se convirtiera en este libro, Tomás Bulat volcó sus ideas más provocadoras y desafiantes para tirar abajo, uno por uno, los grandes mitos argentinos.
Aquí Bulat reunió al economista, al periodista y al docente que convivían en él para decir bien claro que, si no tenemos el país que queremos, los responsables somos nosotros, no el vecino. Y para proponer la salida a través de algo más poderoso y noble que el sacrificio: el esfuerzo. El mismo que él puso en trabajar para que estas páginas encontraran a sus lectores con un mensaje tan simple como revelador: si los argentinos no asumimos que somos dueños de nuestro destino, y si no nos hacemos cargo de él, seguiremos quejándonos y esperando lo imposible. Seguiremos estando como somos.
En su proyecto más querido, el último en el que trabajó con la idea empecinada de que se convirtiera en este libro, Tomás Bulat volcó sus ideas más provocadoras y desafiantes para tirar abajo, uno por uno, los grandes mitos argentinos.
Aquí Bulat reunió al economista, al periodista y al docente que convivían en él para decir bien claro que, si no tenemos el país que queremos, los responsables somos nosotros, no el vecino. Y para proponer la salida a través de algo más poderoso y noble que el sacrificio: el esfuerzo. El mismo que él puso en trabajar para que estas páginas encontraran a sus lectores con un mensaje tan simple como revelador: si los argentinos no asumimos que somos dueños de nuestro destino, y si no nos hacemos cargo de él, seguiremos quejándonos y esperando lo imposible. Seguiremos estando como somos.