El presente libro sobre la juventud y la droga tiene su importancia en el hecho de que el autor ha visualizado un destino mejor para las nuevas generaciones. Su condición de capellán en un centro penitenciario para jóvenes y su formación en la pedagogía juvenil, lo han capacitado para comprender hasta los más mínimos detalles de la tragedia de una juventud prematuramente desilusionada por una sociedad que, a la vez, lo ofrece y lo niega todo, que les promete liberación y los deja sin libertad en el recinto de las cárceles. La droga se instala en esa frustración de ser libres sin saber para qué, pues, todos los caminos se hallan cerrados en el proyecto de ser persona.
Porque el autor es un apasionado de la juventud y su futuro, ha sabido identificar en el problema de la droga, una de las más alarmantes decepciones que afectan a muchos jóvenes. Y porque ha meditado profundamente sobre la transcendencia personal de tantas situaciones absurdas, es por lo que ha sido capaz de llevar a cabo un análisis detenido de la realidad y proponernos el verdadero rostro de esa mortal seducción.
Sus agudas observaciones acerca de este flagelo no se circunscriben a desenmarañar la complejidad del mismo, sino que se percibe en todo su contenido la intención de abrir cauces por los cuales vislumbrar una salida a ese camino sin retorno. Su sensibilidad lo ha acercado a multitud de jóvenes que han sido arrastrados a la epidemia de la droga y a la ruta de la delincuencia para llegar a la cárcel. Su actitud de acogida y de comprensión lo han llevado a abrir senderos de esperanza.
Porque el autor es un apasionado de la juventud y su futuro, ha sabido identificar en el problema de la droga, una de las más alarmantes decepciones que afectan a muchos jóvenes. Y porque ha meditado profundamente sobre la transcendencia personal de tantas situaciones absurdas, es por lo que ha sido capaz de llevar a cabo un análisis detenido de la realidad y proponernos el verdadero rostro de esa mortal seducción.
Sus agudas observaciones acerca de este flagelo no se circunscriben a desenmarañar la complejidad del mismo, sino que se percibe en todo su contenido la intención de abrir cauces por los cuales vislumbrar una salida a ese camino sin retorno. Su sensibilidad lo ha acercado a multitud de jóvenes que han sido arrastrados a la epidemia de la droga y a la ruta de la delincuencia para llegar a la cárcel. Su actitud de acogida y de comprensión lo han llevado a abrir senderos de esperanza.