A continuación encontrará una obra que pretende explicar el sentido y la naturaleza de la adolescencia.
Como es característico del autor, esta vez ha recurrido al Diario de Ana Frank1, para, a partir de las afirmaciones contenidas en esta pieza de la literatura, abordar el tema profundo e importante de la adolescencia.
Se han seleccionado frases textuales, que una a una encierran algunos de los tópicos que caracterizan esta bella etapa de la existencia humana.
En ningún momento se pretende poner como norma las vivencias que, como persona individual, experimentó Ana Frank. Se acude a su testimonio por considerar el autor en su basta experiencia de veinte años que ejemplifica lo vivido por la mayoría de adolescentes con quienes ha interactuado. Se explica la experiencia de Ana Frank, pero seguramente hay muchas chicas y chicos que han pasado por lo mismo. No se desconoce el hecho de que perteneció a otra época, a otra cultura (la judaica) y a otro país. Lo curioso es que aún con esos condicionantes conserva los elementos esenciales y comunes a todos los adolescentes, lo cual demuestra que como personas mantenemos identidad.
En psicología siempre se cuenta con la gran paradoja: se pretende generalizar, pero en lo personal o individual se encuentra la barrera de lo único e irrepetible. Esto se expresa técnicamente con lo nomotético vs. lo ideo-gráfico, obviamante que existe lo personal. Existen casos de adolescentes que no atraviesan por crisis, ni le plantean conflictos a los padres. Este texto sólo pretende que su lectura aporte elementos a la comprensión de la adolescencia.
A diferencia de los textos que abordan esta problemática, la presente obra parte de lo concreto, la realidad, la vida: es Ana Frank, la chica de 15 años, quien afirma lo que se está dando en su interior en ese proceso de pasar de niña a mujer; el psicólogo lo que hace es explicar desde los descubrimientos de su disciplina para quitarle, lo “monstruoso”, “morboso” o “enmarañado” que pu-dieran tener dichas frases.
No es pues un análisis literario, sino un pretexto que el psicólogo encontró para llegarle a los padres de familia y a los educadores, con un lenguaje ameno y accesible a todos los públicos. El texto, aunque se basa en los testimonios de una adolescente, bien puede servir para comprender al varón que atraviesa este mismo proceso.
Como es característico del autor, esta vez ha recurrido al Diario de Ana Frank1, para, a partir de las afirmaciones contenidas en esta pieza de la literatura, abordar el tema profundo e importante de la adolescencia.
Se han seleccionado frases textuales, que una a una encierran algunos de los tópicos que caracterizan esta bella etapa de la existencia humana.
En ningún momento se pretende poner como norma las vivencias que, como persona individual, experimentó Ana Frank. Se acude a su testimonio por considerar el autor en su basta experiencia de veinte años que ejemplifica lo vivido por la mayoría de adolescentes con quienes ha interactuado. Se explica la experiencia de Ana Frank, pero seguramente hay muchas chicas y chicos que han pasado por lo mismo. No se desconoce el hecho de que perteneció a otra época, a otra cultura (la judaica) y a otro país. Lo curioso es que aún con esos condicionantes conserva los elementos esenciales y comunes a todos los adolescentes, lo cual demuestra que como personas mantenemos identidad.
En psicología siempre se cuenta con la gran paradoja: se pretende generalizar, pero en lo personal o individual se encuentra la barrera de lo único e irrepetible. Esto se expresa técnicamente con lo nomotético vs. lo ideo-gráfico, obviamante que existe lo personal. Existen casos de adolescentes que no atraviesan por crisis, ni le plantean conflictos a los padres. Este texto sólo pretende que su lectura aporte elementos a la comprensión de la adolescencia.
A diferencia de los textos que abordan esta problemática, la presente obra parte de lo concreto, la realidad, la vida: es Ana Frank, la chica de 15 años, quien afirma lo que se está dando en su interior en ese proceso de pasar de niña a mujer; el psicólogo lo que hace es explicar desde los descubrimientos de su disciplina para quitarle, lo “monstruoso”, “morboso” o “enmarañado” que pu-dieran tener dichas frases.
No es pues un análisis literario, sino un pretexto que el psicólogo encontró para llegarle a los padres de familia y a los educadores, con un lenguaje ameno y accesible a todos los públicos. El texto, aunque se basa en los testimonios de una adolescente, bien puede servir para comprender al varón que atraviesa este mismo proceso.