Probablemente cada uno de nosotros tenga un ideal de belleza, pero también a nivel socio cultural compartimos un determinado modelo de aquello que es considerado bello. Ese modelo varía de acuerdo a las culturas y a las épocas, y es interesante su análisis como práctica sobre los cuerpos y como representación social, en tanto que participa activamente en la construcción de identidades.
En la actualidad, convivimos con una práctica sobre los cuerpos en nombre de la belleza, que los somete a diferentes terapias: invasivas y no invasivas, cirugías, cremas y demás productos cosméticos, maquillajes, tratamientos láser con todo tipo de funcionalidades, masajes, bronceado artificial, diversos tipos de depilación, tinturas, dietas, productos diet, el más amplio abanico de actividades físicas.
Partimos de la hipótesis de que en el ámbito de las representaciones sociales, encontramos dos modelos de belleza contrapuestos: Uno de ellos es aquel que remite a la belleza como la lucha contra las imperfecciones del cuerpo, que promueve el cuerpo perfecto a cualquier precio, y que admite el sufrimiento como el precio que se debe pagar para lucir bien. De aquí en adelante lo llamaremos “Modelo de Belleza-sacrificio”. El otro, sería un modelo caracterizado por la búsqueda de la “belleza real”, es decir por la autoaceptación, el bienestar, la salud y la libertad del cuerpo. Plantea que cuidando el cuerpo –y no corrigiéndolo- es como llegaremos al bienestar, promete alejarnos del stress para reencontrar al cuerpo con el espíritu. Se trata de una belleza más natural, y que está en permanente redefinición. Denominaremos esta propuesta como “Modelo de Belleza-Bienestar”.
Suponiendo la existencia de ambos modelos, cabe preguntarse ¿qué pasará con la concepción de belleza? ¿Es posible que entre en crisis? ¿Pueden coexistir ambas concepciones? ¿Una prevalece sobre otra? También debemos cuestionarnos el lugar de las prácticas a nivel corporal: ¿qué cambios se produjeron a partir de la idea de belleza como bienestar? ¿Existe la posibilidad de que el cuerpo sea más libre o más pleno? ¿Cuáles son las prácticas que se imponen? A su vez, será importante saber si este concepto ha tenido cambios a nivel social, al menos si ha conseguido una mayor autoaceptación y bienestar en los sujetos.
En la actualidad, convivimos con una práctica sobre los cuerpos en nombre de la belleza, que los somete a diferentes terapias: invasivas y no invasivas, cirugías, cremas y demás productos cosméticos, maquillajes, tratamientos láser con todo tipo de funcionalidades, masajes, bronceado artificial, diversos tipos de depilación, tinturas, dietas, productos diet, el más amplio abanico de actividades físicas.
Partimos de la hipótesis de que en el ámbito de las representaciones sociales, encontramos dos modelos de belleza contrapuestos: Uno de ellos es aquel que remite a la belleza como la lucha contra las imperfecciones del cuerpo, que promueve el cuerpo perfecto a cualquier precio, y que admite el sufrimiento como el precio que se debe pagar para lucir bien. De aquí en adelante lo llamaremos “Modelo de Belleza-sacrificio”. El otro, sería un modelo caracterizado por la búsqueda de la “belleza real”, es decir por la autoaceptación, el bienestar, la salud y la libertad del cuerpo. Plantea que cuidando el cuerpo –y no corrigiéndolo- es como llegaremos al bienestar, promete alejarnos del stress para reencontrar al cuerpo con el espíritu. Se trata de una belleza más natural, y que está en permanente redefinición. Denominaremos esta propuesta como “Modelo de Belleza-Bienestar”.
Suponiendo la existencia de ambos modelos, cabe preguntarse ¿qué pasará con la concepción de belleza? ¿Es posible que entre en crisis? ¿Pueden coexistir ambas concepciones? ¿Una prevalece sobre otra? También debemos cuestionarnos el lugar de las prácticas a nivel corporal: ¿qué cambios se produjeron a partir de la idea de belleza como bienestar? ¿Existe la posibilidad de que el cuerpo sea más libre o más pleno? ¿Cuáles son las prácticas que se imponen? A su vez, será importante saber si este concepto ha tenido cambios a nivel social, al menos si ha conseguido una mayor autoaceptación y bienestar en los sujetos.