Una Fantasía épica nacida de las entrañas de la mitología clásica
En el albor de los tiempos existió un rumor transportado por el susurro de la brisa hasta los oídos de los contadores de historias, hacedores de versos, trotamundos y juglares.
El rumor les descubrió la existencia de un extraño y desconocido lugar donde los colores son más brillantes, más vivos y sangrientos, y las sombras más espesas y profundas.
Allí, la luz y la oscuridad se enfrentan sobre el traidor filo de una daga en una eterna danza entre tinieblas.
Tanto impresionaron los hechos acaecidos en la Hiperbórea a los jóvenes habitantes de nuestra tierra que tomaron a los participantes de tales acontecimientos como modelos.
Fueron para ellos dioses y héroes. Mitos y leyendas.
Punto de partida para sus primitivas religiones.
Mientras vientos de guerra agitan la isla de Olimpia, el señor Baco y sus hombres se adentran en una tierra sombría en busca de una esperanza para su pueblo, pero esa tierra llevará al límite tanto los cuerpos como las mentes de los hombres que le acompañan, y pondrá a prueba no sólo su valor y su resistencia, también su misma cordura y la hasta ese momento inquebrantable lealtad hacia su señor. Al mismo tiempo, los señores Apolo y Ares deberán luchar en una encarnizada guerra, que no pueden ganar, para mantener unidos los pedazos quebrados de su tierra. Los jóvenes Delfos y Hebe conocerán la amargura de la guerra y de la muerte; y tendrán que crecer y madurar si quieren hacer frente a los acontecimientos en los que se verán sumergidos, arrastrados por un remolino de tragedia y heroísmo. En Titania, el Emperador Cronos disfruta de su segura victoria y su esperada venganza, sin saber que en el corazón del Imperio un hombrecillo, aparentemente insignificante, urde un complicado plan para liberar a su pueblo de la tiranía. Honor, amor, traición, lealtad, dolor, sangre, oscuridad, muerte… todo eso y mucho más es lo que les espera a los personajes que deambulan por las páginas del Cantar de los Hijos de Olimpia.
En el albor de los tiempos existió un rumor transportado por el susurro de la brisa hasta los oídos de los contadores de historias, hacedores de versos, trotamundos y juglares.
El rumor les descubrió la existencia de un extraño y desconocido lugar donde los colores son más brillantes, más vivos y sangrientos, y las sombras más espesas y profundas.
Allí, la luz y la oscuridad se enfrentan sobre el traidor filo de una daga en una eterna danza entre tinieblas.
Tanto impresionaron los hechos acaecidos en la Hiperbórea a los jóvenes habitantes de nuestra tierra que tomaron a los participantes de tales acontecimientos como modelos.
Fueron para ellos dioses y héroes. Mitos y leyendas.
Punto de partida para sus primitivas religiones.
Mientras vientos de guerra agitan la isla de Olimpia, el señor Baco y sus hombres se adentran en una tierra sombría en busca de una esperanza para su pueblo, pero esa tierra llevará al límite tanto los cuerpos como las mentes de los hombres que le acompañan, y pondrá a prueba no sólo su valor y su resistencia, también su misma cordura y la hasta ese momento inquebrantable lealtad hacia su señor. Al mismo tiempo, los señores Apolo y Ares deberán luchar en una encarnizada guerra, que no pueden ganar, para mantener unidos los pedazos quebrados de su tierra. Los jóvenes Delfos y Hebe conocerán la amargura de la guerra y de la muerte; y tendrán que crecer y madurar si quieren hacer frente a los acontecimientos en los que se verán sumergidos, arrastrados por un remolino de tragedia y heroísmo. En Titania, el Emperador Cronos disfruta de su segura victoria y su esperada venganza, sin saber que en el corazón del Imperio un hombrecillo, aparentemente insignificante, urde un complicado plan para liberar a su pueblo de la tiranía. Honor, amor, traición, lealtad, dolor, sangre, oscuridad, muerte… todo eso y mucho más es lo que les espera a los personajes que deambulan por las páginas del Cantar de los Hijos de Olimpia.