De David Toscana, el autor de Estación Tula y Los puentes de Königsberg.
Al final, aunque todo salió mal, todos se creyeron héroes. David Toscana reinventa una ciudad herida donde la realidad se vence con imaginación, nostalgia, rebeldía y una buena dosis de alcohol.
Tras la ocupación alemana, Varsovia es una ciudad en ruinas, habitada por personas que casi lo perdieron todo y ahora, bajo el yugo rojo, tienen que encontrarle un sentido a su existencia. No basta con la idea de un futuro posible. Primero es necesario sobrevivir. Hacerlo entre escombros es la proeza de los verdaderos héroes; aquellos que supieron encontrar la belleza escondida tras los bombardeos, en el gueto o en esa extraña amistad que se da entre los caídos.
La ciudad que el diablo se llevó muestra los sinsentidos de la condición humana: el peso de la tragedia judía en un antisemita, el dolor de un novelista que ha perdido su novela, las mañas de un enterrador en la capital de la muerte, el comercio de objetos saqueados, una supuesta victoria que sabe a múltiples derrotas.
Lo que ha dicho la crítica:
#David Toscana da una nueva cátedra de una prosa novedosa, sofisticada y efectiva que paradójicamente abreva de los clásicos y que (cosa extraña en nuestros días) sabe llamar a cada cosa por su nombre#. -Tryno Maldonado, revista Emeequis.
#La ciudad que el diablo se llevó es una novela fantástica, y con esto no me refiero al género fantástico sino a su calidad narrativa y estructural. [...] muy pocos se sentirán decepcionados de acompañar a los cuatro borrachines de La ciudad que el diablo se llevó#. -Gerardo Lima, Letrearte, Revista literaria del Fondo Regional para la Cultura y las Artes del Noroeste de México.
Al final, aunque todo salió mal, todos se creyeron héroes. David Toscana reinventa una ciudad herida donde la realidad se vence con imaginación, nostalgia, rebeldía y una buena dosis de alcohol.
Tras la ocupación alemana, Varsovia es una ciudad en ruinas, habitada por personas que casi lo perdieron todo y ahora, bajo el yugo rojo, tienen que encontrarle un sentido a su existencia. No basta con la idea de un futuro posible. Primero es necesario sobrevivir. Hacerlo entre escombros es la proeza de los verdaderos héroes; aquellos que supieron encontrar la belleza escondida tras los bombardeos, en el gueto o en esa extraña amistad que se da entre los caídos.
La ciudad que el diablo se llevó muestra los sinsentidos de la condición humana: el peso de la tragedia judía en un antisemita, el dolor de un novelista que ha perdido su novela, las mañas de un enterrador en la capital de la muerte, el comercio de objetos saqueados, una supuesta victoria que sabe a múltiples derrotas.
Lo que ha dicho la crítica:
#David Toscana da una nueva cátedra de una prosa novedosa, sofisticada y efectiva que paradójicamente abreva de los clásicos y que (cosa extraña en nuestros días) sabe llamar a cada cosa por su nombre#. -Tryno Maldonado, revista Emeequis.
#La ciudad que el diablo se llevó es una novela fantástica, y con esto no me refiero al género fantástico sino a su calidad narrativa y estructural. [...] muy pocos se sentirán decepcionados de acompañar a los cuatro borrachines de La ciudad que el diablo se llevó#. -Gerardo Lima, Letrearte, Revista literaria del Fondo Regional para la Cultura y las Artes del Noroeste de México.