Nos encontramos en un teatro romano alterado: su escenario no está donde debiera, sino que ha sido puesto a lo alto, sobre la columnata de la construcción. ¿A qué se debe esta extraña peculiaridad?...
Comienza la función: un venerable anciano, una burra llamada Musa y un perro de nombre Felipe nos van a deleitar narrando tres historias principales y otras relacionadas, y, con el concurso de otros actores, se representarán algunas escenas de las historias en cuestión.
La que da nombre a la obra, Los Eremitas de Henarejos, es una invitación al recogimiento, quizá a una noción de la “verdad universal”. Pero el autor va cambiando de registro en el curso de la función, y así nos toparemos con La vida de Quintín Elvigoraco, que trata de un personaje excéntrico, incómodo, irritante a sus semejantes (incluso tras su propia muerte), y que nos habrá de mover a hilaridad y también a compasión; y luego nos saldrá al paso El Nuncio de la Muerte, cuento en el que “...quise besar el género del misterio”, en palabras del propio autor.
Comienza la función: un venerable anciano, una burra llamada Musa y un perro de nombre Felipe nos van a deleitar narrando tres historias principales y otras relacionadas, y, con el concurso de otros actores, se representarán algunas escenas de las historias en cuestión.
La que da nombre a la obra, Los Eremitas de Henarejos, es una invitación al recogimiento, quizá a una noción de la “verdad universal”. Pero el autor va cambiando de registro en el curso de la función, y así nos toparemos con La vida de Quintín Elvigoraco, que trata de un personaje excéntrico, incómodo, irritante a sus semejantes (incluso tras su propia muerte), y que nos habrá de mover a hilaridad y también a compasión; y luego nos saldrá al paso El Nuncio de la Muerte, cuento en el que “...quise besar el género del misterio”, en palabras del propio autor.