Andy regresa al pueblo tras diecinueve años de recorrer el continente vendiendo artesanías. Acompañando una larga agonía y el fallecimiento de su padre y luego el duelo de su madre, ella comenzará a escribir un diario sin advertir cómo los tradicionales mecanismos colectivos del lugar intervienen en su vida más de lo que lo habían hecho durante su primera estadía. Adrián Savino construye en Soja en las banquinas un estado de situación emocional con delicadeza, con las rudimentarias herramientas que presupone –geográfica y socialmente– un pueblo del interior argentino dedicado a la agricultura, pero también con los climas internos que moderan las acciones de aquéllos que conviven incómodos en la comarca, donde lo vital y lo mecánico chocan y concilian hasta el cansancio. Alejo Carbonell
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