En una soleada mañana de otoño, un joven e inexperto mago realiza una extraña predicción en la que anuncia el regreso de un misterioso personaje a su región y avisa que este hombre traerá el cambio consigo. Su profecía ocasiona un gran revuelo en la región, pues todo el mundo espera al fin poder librarse de la tiranía del reinado de Polnac I.
Unos meses después, Vladin regresa a la tierra de Grida tras diez años alejado de ella. En el pasado había sido un joven atormentado que abandonó la región tras ser expulsado de la Academia en la que se formaba como Caballero. En su regreso a Grida espera reencontrarse consigo mismo y curar las heridas del pasado. Lo que no esperaba encontrar era que su mayor rival en la Academia había terminado por convertirse en el rey de Grida, que la mujer a la que amaba era ahora la esposa de éste y que el pueblo veía en el propio Vladin al libertador que había anunciado la profecía del mago.
Todo el mundo espera que Vladin luche contra el tirano, especialmente sus amigos, Pivóvar y Meleth, quienes le han acompañado desde la lejana región de Checardia, pero su supuesto héroe los defrauda a todos cuando se niega a rebelarse contra el rey. El rencor y el dolor causados por los recuerdos del pasado, la dura realidad del presente que le golpea sin darle tregua, la responsabilidad de cargar con las esperanzas del pueblo, el odio que le profesa éste mismo cuando se niega a defenderlo y un descorazonador sentimiento de inferioridad con respecto a su antiguo rival forman una mezcolanza que provoca que Vladin se sumerja en la autocompasión y que no se rebele contra las injusticias que ve a su alrededor. Pero el destino se guarda aún una carta en la manga y moverá los hilos para provocar al único hombre que parece ser capaz de causar la reacción del pueblo.
Unos meses después, Vladin regresa a la tierra de Grida tras diez años alejado de ella. En el pasado había sido un joven atormentado que abandonó la región tras ser expulsado de la Academia en la que se formaba como Caballero. En su regreso a Grida espera reencontrarse consigo mismo y curar las heridas del pasado. Lo que no esperaba encontrar era que su mayor rival en la Academia había terminado por convertirse en el rey de Grida, que la mujer a la que amaba era ahora la esposa de éste y que el pueblo veía en el propio Vladin al libertador que había anunciado la profecía del mago.
Todo el mundo espera que Vladin luche contra el tirano, especialmente sus amigos, Pivóvar y Meleth, quienes le han acompañado desde la lejana región de Checardia, pero su supuesto héroe los defrauda a todos cuando se niega a rebelarse contra el rey. El rencor y el dolor causados por los recuerdos del pasado, la dura realidad del presente que le golpea sin darle tregua, la responsabilidad de cargar con las esperanzas del pueblo, el odio que le profesa éste mismo cuando se niega a defenderlo y un descorazonador sentimiento de inferioridad con respecto a su antiguo rival forman una mezcolanza que provoca que Vladin se sumerja en la autocompasión y que no se rebele contra las injusticias que ve a su alrededor. Pero el destino se guarda aún una carta en la manga y moverá los hilos para provocar al único hombre que parece ser capaz de causar la reacción del pueblo.