Bastó una noche para que el destino de la sacerdotisa se presentara como inevitable. Los demonios de la noche, se apoderaron de la libertad, despojándola de sus raíces y sometiéndola como una esclava.
Le ofrecieron poseer el triunfo, como portadora del Mectal. Presentándose en su camino la leyenda, que la convirtió en la promesa de los Mercun.
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