Oreste Osmar Corbatta hizo un gol de antología. Fue contra Chile en 1957, en la cancha de Boca. No hay registros fílmicos. Bastaron una secuencia fotográfica más el relato de los hinchas, los periodistas y los jugadores testigos de la obra para que ese gol entrara en la historia del fútbol argentino.
Corbatta fue tal vez nuestro Garrincha. Wing derecho, analfabeto y alcohólico. Ídolo en Racing -club en el que se hizo conocido y ganó dos títulos-, también bicampeón con Boca, y estrella en una selección argentina en la que brilló junto a otros cracks. Después fueron el exilio en Colombia, el regreso a San Telmo y su refugio en el sur. Y al final se mezclaron la angustia, el ocio y el alcohol. Poco a poco, lo había perdido todo. Vivía debajo de la tribuna de Racing y se paseaba como un zombie por las calles de Avellaneda. Entonces se convirtió en un mito.
Alejandro Wall reconstruye aquí ese recorrido, y el relato de la búsqueda de la figura y su fantasma.
Corbatta fue tal vez nuestro Garrincha. Wing derecho, analfabeto y alcohólico. Ídolo en Racing -club en el que se hizo conocido y ganó dos títulos-, también bicampeón con Boca, y estrella en una selección argentina en la que brilló junto a otros cracks. Después fueron el exilio en Colombia, el regreso a San Telmo y su refugio en el sur. Y al final se mezclaron la angustia, el ocio y el alcohol. Poco a poco, lo había perdido todo. Vivía debajo de la tribuna de Racing y se paseaba como un zombie por las calles de Avellaneda. Entonces se convirtió en un mito.
Alejandro Wall reconstruye aquí ese recorrido, y el relato de la búsqueda de la figura y su fantasma.