Ahora, cuando las artes marciales están sólidamente ancladas en todo el mundo, y una vez que hemos dejado atrás las leyendas que las rodeaban, es cuando el supremo arte del Ninjutsu cobra más importancia. Dotado de elementos que le hacen único, como el uso de las armas tradicionales, las habilidades para aprovechar la naturaleza, el amplio conocimiento de la psicología humana, y el alejamiento deliberado de cualquier uso deportivo, el Ninjutsu es quizá el único arte marcial que nunca se ha apartado de la senda del guerrero.
El lector encontrará en este libro (continuación de EL ARTE SECRETO DEL NINJA), docenas de fotografías técnicas de fácil entendimiento, así como toda la sabiduría e historia procedentes de nuestros ancestros y creadores.
Su autor, el sensei Adolfo Pérez, nacido en 1945, pertenece a la primera generación de maestros en Ninjutsu de la Bujinkan, galardón que le fue concedido a principios de los años 80, cuando este sistema de lucha acababa de eclosionar en occidente. Con una experiencia anterior en Taekwondo, Kárate, Full contact, Kenpo (1º Dan) y Kung fú (4º Dan), descubrir el Ninjutsu supuso la definitiva ruptura con los estilos anteriores, pues le permitía conocer facetas inexploradas hasta entonces. Con 62 años cumplidos, piensa seguir practicando Ninjutsu hasta el fin de sus días, (ahora es 4º Dan) y para esto solamente necesita un tatami rústico y un alumno que quiera ser enseñado. Lo demás, los danes, los trofeos, la popularidad o el dinero, no le supone ningún interés.
El lector encontrará en este libro (continuación de EL ARTE SECRETO DEL NINJA), docenas de fotografías técnicas de fácil entendimiento, así como toda la sabiduría e historia procedentes de nuestros ancestros y creadores.
Su autor, el sensei Adolfo Pérez, nacido en 1945, pertenece a la primera generación de maestros en Ninjutsu de la Bujinkan, galardón que le fue concedido a principios de los años 80, cuando este sistema de lucha acababa de eclosionar en occidente. Con una experiencia anterior en Taekwondo, Kárate, Full contact, Kenpo (1º Dan) y Kung fú (4º Dan), descubrir el Ninjutsu supuso la definitiva ruptura con los estilos anteriores, pues le permitía conocer facetas inexploradas hasta entonces. Con 62 años cumplidos, piensa seguir practicando Ninjutsu hasta el fin de sus días, (ahora es 4º Dan) y para esto solamente necesita un tatami rústico y un alumno que quiera ser enseñado. Lo demás, los danes, los trofeos, la popularidad o el dinero, no le supone ningún interés.