Si podemos usar el correo electrónico para enviar mensajes instantáneamente, de manera sencilla y eficaz, a cualquier lugar del planeta, ¿por qué razón el envío de dinero por medios electrónicos es hoy tan complicado, impredecible y oneroso, siendo que el dinero digital lleva décadas entre nosotros?
No está escrito en el firmamento que la moneda, tal como la conocemos, deba ser inmune a las metamorfosis que han sufrido tantas otras instituciones e industrias en la era de Internet. De hecho, una nueva forma de moneda, tan eficiente como el correo electrónico, ya está cambiando para siempre la manera en que transferimos unidades de valor…
Bitcoin es al mismo tiempo una moneda y un sistema monetario cuyo buen funcionamiento no depende de la benevolencia de una autoridad sino de las inmutables leyes de la matemática. Digital, descentralizado, abierto, universal, de uso voluntario, blindado contra la inflación, libre de intermediarios no deseados, Bitcoin permite efectuar transacciones de manera extremadamente segura y privada. Sus ventajas respecto al sistema que hemos heredado son tantas, y tan obvias, que cada vez son más los que deciden adoptarlo, desde programadores a fabricantes de automóviles, pasando por empresas de turismo, servicios de hosting, restaurantes, negocios de ropa, casinos y organizaciones caritativas.
Así como la imprenta de tipos móviles acabó con el monopolio sobre el saber escrito, señalando el comienzo de la separación entre Iglesia y Estado, Bitcoin desafía hoy el sacrosanto monopolio sobre la moneda, y acaso marque el principio del fin de otro matrimonio calamitoso: el de Moneda y Estado.
No está escrito en el firmamento que la moneda, tal como la conocemos, deba ser inmune a las metamorfosis que han sufrido tantas otras instituciones e industrias en la era de Internet. De hecho, una nueva forma de moneda, tan eficiente como el correo electrónico, ya está cambiando para siempre la manera en que transferimos unidades de valor…
Bitcoin es al mismo tiempo una moneda y un sistema monetario cuyo buen funcionamiento no depende de la benevolencia de una autoridad sino de las inmutables leyes de la matemática. Digital, descentralizado, abierto, universal, de uso voluntario, blindado contra la inflación, libre de intermediarios no deseados, Bitcoin permite efectuar transacciones de manera extremadamente segura y privada. Sus ventajas respecto al sistema que hemos heredado son tantas, y tan obvias, que cada vez son más los que deciden adoptarlo, desde programadores a fabricantes de automóviles, pasando por empresas de turismo, servicios de hosting, restaurantes, negocios de ropa, casinos y organizaciones caritativas.
Así como la imprenta de tipos móviles acabó con el monopolio sobre el saber escrito, señalando el comienzo de la separación entre Iglesia y Estado, Bitcoin desafía hoy el sacrosanto monopolio sobre la moneda, y acaso marque el principio del fin de otro matrimonio calamitoso: el de Moneda y Estado.