En este libro, Osvaldo R. Montalvo Cossío hace una crítica exhaustiva a la teoría económica de Marx y sus seguidores marxistas. El derrumbe del socialismo, antes que el capitalismo, como presagió Marx, ha desmentido y puesto en entredicho todos sus pronósticos. No es cierto que la tasa de ganancia tienda a caer, como que la sociedad se dividirá en dos únicas clases –los capitalistas y los obreros- cada vez más distantes en niveles de vida.
Como debe ser, la crítica se centra en la teoría del valor trabajo que tal como fue formulada por Marx tiene muchos condicionantes. El valor trabajo es una abstracción sin contacto con la realidad, lo que le quita toda operatividad y relevancia. El valor trabajo es una aspiración de organización en un mundo sin restricciones en lo material, sin escasez ni limitaciones de recursos, es decir irreal.
Nada de esto es niega los problemas que arrastra y produce el capitalismo, en particular su incapacidad para otorgar la ocupación completa. Y el desempleo es el origen de todos los males sociales. Sin embargo, el socialismo no es la solución a los males del capitalismo, en realidad muchos se profundizan. Las libertades civiles que caracterizan la democracia burguesa nunca serán posibles en una economía planificada y un Estado totalitario.
La sociedad del futuro no será socialista pero tampoco será el capitalismo desregulado –salvaje, le llaman algunos- de corporaciones multinacionales con intereses en todo el mundo. Este capitalismo margina a contingentes importantes de la fuerza laboral y polariza los ingresos y la riqueza. De aquí enorme tensiones sociales y políticas, aunque no concluyan en revueltas y revoluciones. La crítica más contundente puede venir de la naturaleza –que no sabe de apetitos o urgencias humanas-, que sin dudas va a impedir que el desarrollo sea el mismo que hemos conocido hasta el momento.
Como debe ser, la crítica se centra en la teoría del valor trabajo que tal como fue formulada por Marx tiene muchos condicionantes. El valor trabajo es una abstracción sin contacto con la realidad, lo que le quita toda operatividad y relevancia. El valor trabajo es una aspiración de organización en un mundo sin restricciones en lo material, sin escasez ni limitaciones de recursos, es decir irreal.
Nada de esto es niega los problemas que arrastra y produce el capitalismo, en particular su incapacidad para otorgar la ocupación completa. Y el desempleo es el origen de todos los males sociales. Sin embargo, el socialismo no es la solución a los males del capitalismo, en realidad muchos se profundizan. Las libertades civiles que caracterizan la democracia burguesa nunca serán posibles en una economía planificada y un Estado totalitario.
La sociedad del futuro no será socialista pero tampoco será el capitalismo desregulado –salvaje, le llaman algunos- de corporaciones multinacionales con intereses en todo el mundo. Este capitalismo margina a contingentes importantes de la fuerza laboral y polariza los ingresos y la riqueza. De aquí enorme tensiones sociales y políticas, aunque no concluyan en revueltas y revoluciones. La crítica más contundente puede venir de la naturaleza –que no sabe de apetitos o urgencias humanas-, que sin dudas va a impedir que el desarrollo sea el mismo que hemos conocido hasta el momento.