Mi nombre es Julia y dede hace 3 meses vivo en una preciosa urbanización a las afueras. Lejos del ruido, de la contaminación, y de todo lo que implica una gran ciudad. Supuestamente, esta es una urbanización familiar. Jubilados retirados, padres y madres con sus hijos e hijas, y personas como yo, que simplemente quieren un entorno tranquilo donde vivir, trabajar, y disfrutar.
Gracias a mi trabajo desde casa como periodista para un periódico digital, y al supermercado que me trae la compra a casa, no hay nada que necesite. En esta urbanización hay gimnasio, piscina, y tengo mi pequeña terraza para tomar el sol.
Mi problema es que también tengo a Fran. Francisco, mi nuevo vecino, es un vecino tan ideal como indeseable, según como se mire. Es encantador, amable, preocupado y cordial, incluso dispuesto a llevarse bien con sus vecinos sin hablar luego a las espaldas de nadie. Pero es exageradamente guapo.
Lo conocí mientras paseaba a su perro, rezando para que esa fuese su única compañía, pero en seguida descubrí que no era el caso. Francisco era profesor de artes marciales, modelo en sus ratos libres, y voluntario en una orfanato para animales. Pero precisamente por ser el hombre perfecto tenía compañía cuando quisiera.
Cuando descubrí que vivíamos pared con pared, comenzamos a trabajar una amistad. Una que esa misma noche desembocó en sexo. Lógicamente, me preocupé por cómo iba a terminar aquello. ¿Quería solo divertirse, como con las demás, o yo era algo diferente? ¿Qué tenía yo que no tenían las demás?
Advertencia: Una novela romántica con considerables dosis de erótica explícita, dirigida a una audiencia madura por razones obvias.
Gracias a mi trabajo desde casa como periodista para un periódico digital, y al supermercado que me trae la compra a casa, no hay nada que necesite. En esta urbanización hay gimnasio, piscina, y tengo mi pequeña terraza para tomar el sol.
Mi problema es que también tengo a Fran. Francisco, mi nuevo vecino, es un vecino tan ideal como indeseable, según como se mire. Es encantador, amable, preocupado y cordial, incluso dispuesto a llevarse bien con sus vecinos sin hablar luego a las espaldas de nadie. Pero es exageradamente guapo.
Lo conocí mientras paseaba a su perro, rezando para que esa fuese su única compañía, pero en seguida descubrí que no era el caso. Francisco era profesor de artes marciales, modelo en sus ratos libres, y voluntario en una orfanato para animales. Pero precisamente por ser el hombre perfecto tenía compañía cuando quisiera.
Cuando descubrí que vivíamos pared con pared, comenzamos a trabajar una amistad. Una que esa misma noche desembocó en sexo. Lógicamente, me preocupé por cómo iba a terminar aquello. ¿Quería solo divertirse, como con las demás, o yo era algo diferente? ¿Qué tenía yo que no tenían las demás?
Advertencia: Una novela romántica con considerables dosis de erótica explícita, dirigida a una audiencia madura por razones obvias.