Ese detalle me puso aún más caliente. Tuve la sensación de sentir placer con su polla en mi culo. Creo que volví a lubricar profusamente. Estuve a punto de sentir un nuevo orgasmo. Se dio cuenta y me besó apasionadamente, aunque al final me mordió en el labio hasta hacerme daño. La sacó lentamente. Hubiera preferido que me la dejase dentro. Me estaba gustando. la metió en el coño y realizó los mismos movimientos. Yo me abrasaba. Quería correrme, pero no alcanzaba el nivel. Eso sí, los chorros de flujo continuaban bajando como un río. Pensé que me deshidrataría. Era como un principio de orgasmo que no culmina nunca. Me creaba ansiedad, insatisfacción. Quería correrme. Lo necesitaba. Me pellizcó los pezones con fuerza. Me golpeó las tetas con la mano. Me volvía loca entre el dolor y el placer. Me dolían las piernas de tenerlas tanto tiempo levantadas. No me dejaba cambiar de postura. Aún estuvo así, embolando y deteniéndose varias veces. Me dejó descansar tumbada boca arriba y se colocó encima. Me miraba fijamente, con autoridad.”
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