Ser el hijo prodigio de la diosa más venerada en los últimos siglos es más que un peso para el centinela Nicolás Ikkar.
Imposibilitado de dar a conocer quién es en realidad, se encuentra acorralado ante la inminente venida de los ángeles, que podrían romper la paz que su madre ha impuesto. ¿Podrá mantener a los seres, nacidos de la oscuridad a raya? ¿Podrá prepararlos para luchar contra los ángeles?
La Sociedad de Asesinos deberá prepararse para la guerra, lo que podría ser una lucha sin trincheras entre el Cielo y la Tierra nunca antes vista.
Una lucha donde sus protegidas, e incluso su madre, se podrían ver envueltas en una batalla que terminará con muchas vidas... Pero, sobre todo, humanas.
El juramento los obliga a proteger a los humanos, pero la pregunta es: ¿qué harán ellos?, ¿lucharan codo a codo con los oscuros para mantener la Tierra como la conocen o simplemente dejarán a los ángeles tomarla nuevamente? Nicolás no está preparado para dejarse vencer y tampoco sus protegidas.
La lucha se avecina y ni el mismo Nicolás cree que podrá mantener el orden.
Puede que su búsqueda los lleve a terrenos que ni el mismo hijo de la diosa quiera pisar. Todos deberán luchar para mantenerse con vida y poner sus almas en ello si es que esperan ver el próximo anochecer.
Ahora la única pregunta que pueden hacerse es: ¿quién es tu aliado y quien es tu enemigo? ¿Acaso podrá una mujer ser la clave para que el centinela Ikkar mantenga su cordura y no se vuelva asesino sangriento? Esas son preguntas a las cuales ni la bella Vatur se atreve a aventurar una respuesta.
Imposibilitado de dar a conocer quién es en realidad, se encuentra acorralado ante la inminente venida de los ángeles, que podrían romper la paz que su madre ha impuesto. ¿Podrá mantener a los seres, nacidos de la oscuridad a raya? ¿Podrá prepararlos para luchar contra los ángeles?
La Sociedad de Asesinos deberá prepararse para la guerra, lo que podría ser una lucha sin trincheras entre el Cielo y la Tierra nunca antes vista.
Una lucha donde sus protegidas, e incluso su madre, se podrían ver envueltas en una batalla que terminará con muchas vidas... Pero, sobre todo, humanas.
El juramento los obliga a proteger a los humanos, pero la pregunta es: ¿qué harán ellos?, ¿lucharan codo a codo con los oscuros para mantener la Tierra como la conocen o simplemente dejarán a los ángeles tomarla nuevamente? Nicolás no está preparado para dejarse vencer y tampoco sus protegidas.
La lucha se avecina y ni el mismo Nicolás cree que podrá mantener el orden.
Puede que su búsqueda los lleve a terrenos que ni el mismo hijo de la diosa quiera pisar. Todos deberán luchar para mantenerse con vida y poner sus almas en ello si es que esperan ver el próximo anochecer.
Ahora la única pregunta que pueden hacerse es: ¿quién es tu aliado y quien es tu enemigo? ¿Acaso podrá una mujer ser la clave para que el centinela Ikkar mantenga su cordura y no se vuelva asesino sangriento? Esas son preguntas a las cuales ni la bella Vatur se atreve a aventurar una respuesta.