- Sí, Amo. – Dijo Andrea. – Ha sido increíble. El mejor día de mi vida.
Me hizo sonreír una vez más. Me acerqué a ella y la besé, nuestras lenguas se cruzaron mientras el sabor de mi semen me llegaba con claridad. Sonreí cuando me separé, y besé a Estela, aunque con ella solo fue un casto beso en los labios. Acaricié el torso desnudo de Carmen y suspiré profundamente. Ese es el tipo de vida con el que había soñado.
No sé si fueron cinco minutos o dos horas lo que estuvimos allí reposando, sólo mirándonos y acariciándonos, mientras revivíamos en nuestras mentes el maravilloso encuentro que acabábamos de tener. El sonido alegre de mi móvil nos sacó a todos del estado de semi ensoñación en la que nos encontrábamos. Era Bea.
Me hizo sonreír una vez más. Me acerqué a ella y la besé, nuestras lenguas se cruzaron mientras el sabor de mi semen me llegaba con claridad. Sonreí cuando me separé, y besé a Estela, aunque con ella solo fue un casto beso en los labios. Acaricié el torso desnudo de Carmen y suspiré profundamente. Ese es el tipo de vida con el que había soñado.
No sé si fueron cinco minutos o dos horas lo que estuvimos allí reposando, sólo mirándonos y acariciándonos, mientras revivíamos en nuestras mentes el maravilloso encuentro que acabábamos de tener. El sonido alegre de mi móvil nos sacó a todos del estado de semi ensoñación en la que nos encontrábamos. Era Bea.