A veces hay personas en nuestras vidas que miramos todos los días pero que realmente nunca vemos. Cuando Robert, un exitoso ingeniero de software y CEO asiste a una fiesta temática de baile de máscaras para el lanzamiento de su último programa, es capaz de interactuar con las personas a otro nivel. El anonimato va en ambos sentidos y aunque él conoce a cada uno de sus empleados, no tiene idea de quién es quién en la fiesta.
Una mujer permanece apartada de todo el mundo, literalmente y figurativamente. Robert se siente atraído hacia ella y su silencio que lo intriga. Un baile inocente conduce a algo más, y la única pregunta que permanece es si él descubrirá quién está tras la máscara.
Ésta es una historia erótica explícita corta de aproximadamente 5.000 palabras. Contiene lenguaje gráfico y temas sexuales. Está destinada a adultos interesados en este tipo de material para su consumo en jurisdicciones donde su venta y disfrute no violan leyes locales.
Extracto:
Una mujer estaba de pie, sola, en el lado opuesto del salón, tenía una bebida en su mano mientras observaba a los otros bailarines. Parecía estar casi aislada del concurrido salón, en su sitio, pero realmente ausente, como observadora en vez de participar. Me cautivó el fuerte contraste entre la gran cantidad de gente y su soledad.
“Veré si puedo tener suerte,” dijo David, palmoteando mi hombro. “Te veo luego.”
Lo miré alejarse, luego me fui a la barra libre para recargar mi bebida. Otra mujer tomó mi mano, halándome hacia la pista de baile antes que yo pudiera terminar la transacción, pero el tenerla en mis brazos era tan embriagante como el gin tonic. Desde ella, me moví de sus brazos hacia los de otra mujer, y otra, bailando a través del salón, riendo por la conversación superficial y por los intentos de identificar a cada una de mis compañeras de baile. Lo que era realmente divertido eran sus intentos por identificarme. Simultáneamente, yo era Jack de la sala de correos, Peter del departamento legal, era Matthew, el programador, y Kyle, el guardia de seguridad.
Nadie averiguó con precisión mi verdadera identidad y ello alivió aún más la tensión que tenía en mis hombros. Esta noche no tenía que ser el jefe, el único que con sus palabras podía crear o destruir la mayoría de las carreras de las personas en este salón. Esta noche yo sólo era otra máscara desconocida.
Mis pensamientos retornaron hacia la mujer en el borde de la pista. Miré y noté que estaba parada en el mismo lugar, como si el tiempo y el espacio no mantuviesen su significado para ella y supe que tenía que estar a su lado. Pasé a través de la multitud, en ocasiones fui halado por brazos fugaces para bailar mientras me abría paso hacia esa chica.
Una mujer permanece apartada de todo el mundo, literalmente y figurativamente. Robert se siente atraído hacia ella y su silencio que lo intriga. Un baile inocente conduce a algo más, y la única pregunta que permanece es si él descubrirá quién está tras la máscara.
Ésta es una historia erótica explícita corta de aproximadamente 5.000 palabras. Contiene lenguaje gráfico y temas sexuales. Está destinada a adultos interesados en este tipo de material para su consumo en jurisdicciones donde su venta y disfrute no violan leyes locales.
Extracto:
Una mujer estaba de pie, sola, en el lado opuesto del salón, tenía una bebida en su mano mientras observaba a los otros bailarines. Parecía estar casi aislada del concurrido salón, en su sitio, pero realmente ausente, como observadora en vez de participar. Me cautivó el fuerte contraste entre la gran cantidad de gente y su soledad.
“Veré si puedo tener suerte,” dijo David, palmoteando mi hombro. “Te veo luego.”
Lo miré alejarse, luego me fui a la barra libre para recargar mi bebida. Otra mujer tomó mi mano, halándome hacia la pista de baile antes que yo pudiera terminar la transacción, pero el tenerla en mis brazos era tan embriagante como el gin tonic. Desde ella, me moví de sus brazos hacia los de otra mujer, y otra, bailando a través del salón, riendo por la conversación superficial y por los intentos de identificar a cada una de mis compañeras de baile. Lo que era realmente divertido eran sus intentos por identificarme. Simultáneamente, yo era Jack de la sala de correos, Peter del departamento legal, era Matthew, el programador, y Kyle, el guardia de seguridad.
Nadie averiguó con precisión mi verdadera identidad y ello alivió aún más la tensión que tenía en mis hombros. Esta noche no tenía que ser el jefe, el único que con sus palabras podía crear o destruir la mayoría de las carreras de las personas en este salón. Esta noche yo sólo era otra máscara desconocida.
Mis pensamientos retornaron hacia la mujer en el borde de la pista. Miré y noté que estaba parada en el mismo lugar, como si el tiempo y el espacio no mantuviesen su significado para ella y supe que tenía que estar a su lado. Pasé a través de la multitud, en ocasiones fui halado por brazos fugaces para bailar mientras me abría paso hacia esa chica.