Kurt Simenthal es un judío suizo multimillonario que nació en Berlín en 1930, durante la dominación del nazismo. Sus padres y él lograron huir en el verano de 1942, gracias al aviso de un Coronel de las SS, amigo de la infancia del padre. Llegaron a Suiza dejando todos sus bienes atrás pero salvando la vida, y allí lograron salir adelante con alguna ayuda de sus familiares pobres y especialmente con el duro trabajo de los tres miembros de la familia.
En la primavera de 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, pudieron devolver el favor a su amigo el Coronel, ayudándole a entrar en Suiza, y logrando que llegase a Argentina, donde logró una nueva identidad y un adecuado modus vivendi.
En 2012 el viejo magnate sufrió un atentado en Bogotá, en el que su abundante escolta logró repeler a una nutrida cuadrilla de sicarios contratados para asesinarle. Salvó su vida, sin resultar herido. Aunque hubo muchos muertos y heridos entre los atacantes y los atacados.
En 2013 volvió a sufrir un atentado similar en Madrid, que también logró ser repelido. Con varios muertos y heridos por ambos lados, y sin que el viejo magnate resultase herido.
Juan Mendoza, Inspector Jefe de la Policía Nacional de España, fue encargado de investigar el atentado de Madrid. Lo primero que hizo fue ir a Bogotá para conocer los antecedentes, de los que recibió detallada información, pero sin conseguir nada útil para su caso de Madrid. Después de varias semanas de intenso trabajo escribió el Informe final del caso, en el que manifestó que los autores materiales estaban plenamente identificados, pero sin haber averiguado absolutamente nada respecto a quién había ordenado el atentado.
Tiempo después Juan se va de vacaciones a Suiza, y allí es contactado por un emisario del viejo magnate. Acude a una cita con este, hablan, y le contrata para averiguar quién, entre sus múltiples enemigos, generados a lo largo de una larga vida, es quien quiere matarle. El contrato es muy generoso económicamente, pero resulta en conflicto con su actividad policial, por lo que llegado el momento se da de baja en la Policía Nacional.
Juan intenta comenzar su trabajo con un ordenado planeamiento, pero pronto se encuentra perdido. Va descubriendo que un magnate con enormes y múltiples negocios localizados en varias docenas de países, que los ha dirigido según su voluntad durante más de 60 años, es alguien que necesariamente ha ido creando un buen puñado de enemigos, cualquiera de los cuales puede haber decidido matarlo. Por lo que buscar quien quiere ahora matarle se convierte en una misión casi imposible, puesto que en cualquier país y en cualquier época puede haber causado daños a resentidos que actualmente hayan decidido vengarse.
Por la novela desfilan el CNI español, el Mossad israelí, las organizaciones terroristas Hamás y Hezbollá, y la figura del Coronel de las SS, amigo de la familia, que al final del Tercer Reich fue encargado por el jerarca nazi Martin Bormann de transportar hacia el Sur de Alemania un enorme cargamento de oro, platino, piedras preciosas, y divisas de varios países, depositados en el Banco Central de Alemania, el Reichsbank.
En la primavera de 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, pudieron devolver el favor a su amigo el Coronel, ayudándole a entrar en Suiza, y logrando que llegase a Argentina, donde logró una nueva identidad y un adecuado modus vivendi.
En 2012 el viejo magnate sufrió un atentado en Bogotá, en el que su abundante escolta logró repeler a una nutrida cuadrilla de sicarios contratados para asesinarle. Salvó su vida, sin resultar herido. Aunque hubo muchos muertos y heridos entre los atacantes y los atacados.
En 2013 volvió a sufrir un atentado similar en Madrid, que también logró ser repelido. Con varios muertos y heridos por ambos lados, y sin que el viejo magnate resultase herido.
Juan Mendoza, Inspector Jefe de la Policía Nacional de España, fue encargado de investigar el atentado de Madrid. Lo primero que hizo fue ir a Bogotá para conocer los antecedentes, de los que recibió detallada información, pero sin conseguir nada útil para su caso de Madrid. Después de varias semanas de intenso trabajo escribió el Informe final del caso, en el que manifestó que los autores materiales estaban plenamente identificados, pero sin haber averiguado absolutamente nada respecto a quién había ordenado el atentado.
Tiempo después Juan se va de vacaciones a Suiza, y allí es contactado por un emisario del viejo magnate. Acude a una cita con este, hablan, y le contrata para averiguar quién, entre sus múltiples enemigos, generados a lo largo de una larga vida, es quien quiere matarle. El contrato es muy generoso económicamente, pero resulta en conflicto con su actividad policial, por lo que llegado el momento se da de baja en la Policía Nacional.
Juan intenta comenzar su trabajo con un ordenado planeamiento, pero pronto se encuentra perdido. Va descubriendo que un magnate con enormes y múltiples negocios localizados en varias docenas de países, que los ha dirigido según su voluntad durante más de 60 años, es alguien que necesariamente ha ido creando un buen puñado de enemigos, cualquiera de los cuales puede haber decidido matarlo. Por lo que buscar quien quiere ahora matarle se convierte en una misión casi imposible, puesto que en cualquier país y en cualquier época puede haber causado daños a resentidos que actualmente hayan decidido vengarse.
Por la novela desfilan el CNI español, el Mossad israelí, las organizaciones terroristas Hamás y Hezbollá, y la figura del Coronel de las SS, amigo de la familia, que al final del Tercer Reich fue encargado por el jerarca nazi Martin Bormann de transportar hacia el Sur de Alemania un enorme cargamento de oro, platino, piedras preciosas, y divisas de varios países, depositados en el Banco Central de Alemania, el Reichsbank.
