Una vez más el reivindicator Roger Montero nos entrega, en esta segunda serie, un grupo de casos resueltos en su trayectoria como detective privado, un oficio del cual reniega, pues sus casos no tiene un carácter penal ni se dedica a buscar mascotas. Quien lea Camino al infierno o El juego de Onetti comprenderá que nuestro héroe se dedica a una tarea más corriente pero no por ello menos peligrosa. Sus clientes son aquellas personas que buscan recuperar una antigua relación o alcanzar ese imposible amor con que sueñan. De cualquier manera, con el reivindicator el éxito está garantizado. Tal vez usted, amigo lector, necesite de sus servicios.
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