Has leído las últimas novelas eróticas de moda y te han parecido una monería bienintencionada, historias edulcoradas para amas de casa aburridas.
Pero tú buscas algo más, pues a ti lo que te gusta es el sexo, el sexo duro, sin contemplaciones, y no las fantasías seudorománticas.
Pues por fin lo has encontrado.
Esta es la historia de Johnny.
Johnny es un tipo cáustico y cínico. Es vago, irreductible, sucio, pretencioso y adicto a casi todas las adicciones que merecen la pena. La biblia de Johnny se resume en tres palabras:
beber,
follar,
escribir…
Un buen día, Johnny cruza el océano y acaba atrapado entre las calles y recovecos de la ciudad de las maravillas, la gran urbe prodigiosa, crisol de culturas engarzada entre los grandes lagos y los hielos del norte.
Allí, arropado por la aurora boreal, conocerá a dos mujeres: Wendy y Citerea, Citerea y Wendy. Musas etéreas y ángeles de carne cuya antítesis produce en el espíritu torturado de Johnny la síntesis perfecta.
Entre los muslos de las dos ninfas, el escritor impenitente encontrará la inspiración que tanto ansía y la satisfacción de sus más perversos deseos.
Pero esta es mucho más que una simple fábula pornográfica.
Ente la impudicia y las brumas, Johnny medita sobre los avatares del mundo en el que sufre y vive. Y plasma sus pensamientos en la vertiginosa página en blanco.
Esta quizás sea la primera novela sicalíptico-filosófica de la historia. Y si al acabar de leerla aún crees que se trata de otra novela erótica más, es que no te has enterado de nada.
Pero tú buscas algo más, pues a ti lo que te gusta es el sexo, el sexo duro, sin contemplaciones, y no las fantasías seudorománticas.
Pues por fin lo has encontrado.
Esta es la historia de Johnny.
Johnny es un tipo cáustico y cínico. Es vago, irreductible, sucio, pretencioso y adicto a casi todas las adicciones que merecen la pena. La biblia de Johnny se resume en tres palabras:
beber,
follar,
escribir…
Un buen día, Johnny cruza el océano y acaba atrapado entre las calles y recovecos de la ciudad de las maravillas, la gran urbe prodigiosa, crisol de culturas engarzada entre los grandes lagos y los hielos del norte.
Allí, arropado por la aurora boreal, conocerá a dos mujeres: Wendy y Citerea, Citerea y Wendy. Musas etéreas y ángeles de carne cuya antítesis produce en el espíritu torturado de Johnny la síntesis perfecta.
Entre los muslos de las dos ninfas, el escritor impenitente encontrará la inspiración que tanto ansía y la satisfacción de sus más perversos deseos.
Pero esta es mucho más que una simple fábula pornográfica.
Ente la impudicia y las brumas, Johnny medita sobre los avatares del mundo en el que sufre y vive. Y plasma sus pensamientos en la vertiginosa página en blanco.
Esta quizás sea la primera novela sicalíptico-filosófica de la historia. Y si al acabar de leerla aún crees que se trata de otra novela erótica más, es que no te has enterado de nada.