Vivir, de por sí, ya es un milagro, y para muchos, entre los que me incluyo: la vida es pura magia. Es evidente que cada persona tiene una visión, unos conceptos propios que no concuerdan demasiado con los de los demás. Es lógico, pues cada persona es única, diferente, y con unas vivencias, educación y experiencias que le son propias. Es tanto así, que la palabra “Magia” puede evocar aspectos muy diferentes en cada individuo.
El término magia despierta, para la mayoría, un mundo especial, dependiendo de la magia que conozca, pues hay muchos tipos de magia. Desde la magia espectacular de teatro, que realmente es ilusionismo, escapismo y prestidigitación, a las magias oscuras, evolución de pretéritos tiempos, magias de diferentes colores --según su contenido interior y finalidad,-- que es cómo se las clasifica.
Algún día, no muy lejano, la mente humana podrá realizar más cosas de las que en la actualidad consigue. El cerebro, un órgano maravilloso, es mucho más potente de lo que creemos. Con el tiempo y la liberación de los frenos a los que lo sometemos, podrá llegar a dominar muchos de los aspectos que en la actualidad nos parecen imposibles.
De hecho, aunque no han trascendido al gran público, por ser experimentos secretos con intención militar, o dirigidos a otros campos, se han conseguido experimentalmente, resultados espectaculares de telepatía, telequinesia, adivinación y logros en el campo de cambiar las leyes físicas que aceptamos como inalterables. ¿Lo son? Lo que hace años nos parecía imposible, en la actualidad es de uso común: teléfono, televisión, viajes al espacio profundo, permutas genéticas modificando el ADN, cambios de órganos por prótesis con materiales inorgánicos, curaciones con células madres, recuperación de enfermedades con medicamentos impensables hace años y un largo etcétera. La lista sería muy larga para exponer los logros conseguidos a lo largo de la historia de la evolución que llevamos.
En esas posibilidades, algunas ya demostradas, se basa la tesis de esta novela. Hay muchos aspectos de nuestro entorno que no son conocidos, pero no por ello deben ser rechazados o considerarlos imposibles.
La magia es coetánea al hombre. El humano se alza a la bipedestación, para ver más lejos, y en su cerebro surge la luz del alma. Mira el cielo y ve un Sol que se mueve por el firmamento, que aparece y desaparece cada día; y una Luna que lo hace cada mes. Observa las estaciones, el crecimiento de las plantas y las mil maravillas que conforman la vida y descubre la magia.
De entre ellos, es el más listo y también el más observador, el que anota mentalmente, y de forma física más adelante los hechos, usando los primeros atisbos de la escritura, se erige en el brujo y mago de la horda. Eso que sabe y que anota cuidadosamente: estaciones, aparición de la luna, momento de sembrar para obtener una cosecha y un largo etcétera de aspectos para los demás incomprensibles, le concede una presunta capacitación de adivinación, que se interpreta como “un poder especial” aceptado por todos. Es una potencia que le permite sobresalir sobre los demás y que aprovecha de inmediato. Con el devenir de los tiempos, ese brujo inicial se transforma en chamán, sacerdote después, personajes casi omnipotentes. Pues se les considera el único intermediario entre los dioses y los hombres. Y con ese estatus aparecen las religiones, las doctrinas y el poder.
La palabra “magia” es igualmente pretérita. En el persa antiguo existe la palabra “magh”, que significa “tener poder” o “ser capaz”. Los egipcios tienen su clero especial dedicado a la magia. Por otra parte deriva de magi, uno de los elementos religiosos incorporados por los magos en la antigua Babilonia. Los griegos usan la palabra “μαγεία” cuyo significado es magia. Los romanos, utilizan ya el termino “magia” para expresarla, de donde la hemos tomado. Queda claro pues, que magia es sinónimo de poder y/o capacidad para hacer actos sobrenaturales, actos mágicos o actos extraordinar
El término magia despierta, para la mayoría, un mundo especial, dependiendo de la magia que conozca, pues hay muchos tipos de magia. Desde la magia espectacular de teatro, que realmente es ilusionismo, escapismo y prestidigitación, a las magias oscuras, evolución de pretéritos tiempos, magias de diferentes colores --según su contenido interior y finalidad,-- que es cómo se las clasifica.
Algún día, no muy lejano, la mente humana podrá realizar más cosas de las que en la actualidad consigue. El cerebro, un órgano maravilloso, es mucho más potente de lo que creemos. Con el tiempo y la liberación de los frenos a los que lo sometemos, podrá llegar a dominar muchos de los aspectos que en la actualidad nos parecen imposibles.
De hecho, aunque no han trascendido al gran público, por ser experimentos secretos con intención militar, o dirigidos a otros campos, se han conseguido experimentalmente, resultados espectaculares de telepatía, telequinesia, adivinación y logros en el campo de cambiar las leyes físicas que aceptamos como inalterables. ¿Lo son? Lo que hace años nos parecía imposible, en la actualidad es de uso común: teléfono, televisión, viajes al espacio profundo, permutas genéticas modificando el ADN, cambios de órganos por prótesis con materiales inorgánicos, curaciones con células madres, recuperación de enfermedades con medicamentos impensables hace años y un largo etcétera. La lista sería muy larga para exponer los logros conseguidos a lo largo de la historia de la evolución que llevamos.
En esas posibilidades, algunas ya demostradas, se basa la tesis de esta novela. Hay muchos aspectos de nuestro entorno que no son conocidos, pero no por ello deben ser rechazados o considerarlos imposibles.
La magia es coetánea al hombre. El humano se alza a la bipedestación, para ver más lejos, y en su cerebro surge la luz del alma. Mira el cielo y ve un Sol que se mueve por el firmamento, que aparece y desaparece cada día; y una Luna que lo hace cada mes. Observa las estaciones, el crecimiento de las plantas y las mil maravillas que conforman la vida y descubre la magia.
De entre ellos, es el más listo y también el más observador, el que anota mentalmente, y de forma física más adelante los hechos, usando los primeros atisbos de la escritura, se erige en el brujo y mago de la horda. Eso que sabe y que anota cuidadosamente: estaciones, aparición de la luna, momento de sembrar para obtener una cosecha y un largo etcétera de aspectos para los demás incomprensibles, le concede una presunta capacitación de adivinación, que se interpreta como “un poder especial” aceptado por todos. Es una potencia que le permite sobresalir sobre los demás y que aprovecha de inmediato. Con el devenir de los tiempos, ese brujo inicial se transforma en chamán, sacerdote después, personajes casi omnipotentes. Pues se les considera el único intermediario entre los dioses y los hombres. Y con ese estatus aparecen las religiones, las doctrinas y el poder.
La palabra “magia” es igualmente pretérita. En el persa antiguo existe la palabra “magh”, que significa “tener poder” o “ser capaz”. Los egipcios tienen su clero especial dedicado a la magia. Por otra parte deriva de magi, uno de los elementos religiosos incorporados por los magos en la antigua Babilonia. Los griegos usan la palabra “μαγεία” cuyo significado es magia. Los romanos, utilizan ya el termino “magia” para expresarla, de donde la hemos tomado. Queda claro pues, que magia es sinónimo de poder y/o capacidad para hacer actos sobrenaturales, actos mágicos o actos extraordinar