Siempre que me detengo a considerar retrospectivamente el rumbo de mí vida, me admira comprobar lo azarosa que ha sido. En momentos así comprendo, con más clarividencia que en ningún otro, que la existencia está modelada por casualidades que escapan enteramente a nuestro control. Veo que mucho de lo que somos y tenemos resulta de factores aleatorios, o también, de acontecimientos y decisiones que en su día parecieron insignificantes. La vida no tiene planes ni conciencia, y rara vez se ajusta a nuestras expectativas. Nuestros designios se ven a menudo truncados por incidentes anodinos e imprevisibles que ponen de relieve, quizá en mayor medida que ninguna otra razón, el contraste entre la inconmensurabilidad de la existencia y la pequeñez del ser humano.
Este es el tema recurrente de algunos de estos dieciséis relatos. Son historias breves en las que el azar y la contingencia juegan un papel protagonista, y cuya trama, abordada a veces con humor, culmina invariablemente en un desenlace inesperado.
Este es el tema recurrente de algunos de estos dieciséis relatos. Son historias breves en las que el azar y la contingencia juegan un papel protagonista, y cuya trama, abordada a veces con humor, culmina invariablemente en un desenlace inesperado.