«Las Reinas del Infierno Verde» nos lleva a un viaje fantástico en el tiempo y a lugares que ya se fueron, se transformaron y nos legaron un misterio, a aquel mágico periodo de tiempo en que el mundo cambiaba de modo definitivo; aquí se aprecia la lucha entre grandes imperios, como el Inca, el Chachapoya y el Español, en su intento por expandirse o por eludir la desaparición.
Es el momento de la expansión, de ir a lugares de donde nadie ha regresado, en donde las leyendas y la realidad se confunden, se mezclan, dando por resultado el renacer nuevamente, es cuando la historia se hace leyenda y ésta se hace parte de nosotros mismos.
Es una novela, en parte psicológica, pues se introduce en el alma de una niña y la acompaña en su recorrido a ser mujer y buscar su lugar en el mundo; y es en este camino, que sin proponérselo, se convierte en la líder de los que la acompañan a vivir esta aventura; el relato encierra una paradoja, un mensaje, para todos aquellos que admiran una leyenda, y que por esas circunstancias que a veces se presentan en nuestra vida, sin buscarlo, emprenden un derrotero que los lleva a convertirse en la leyenda misma.
De esta forma, sin darse cuenta, lo que ella sembró terminó por germinar generaciones después dándole al mundo una fuente enorme de cuestionamientos sobre: ¿Qué pasó hace siglos en medio de la selva? ¿Qué civilizaciones se desarrollaron allí? ¿Cómo llegaron? y ¿Por qué desaparecieron?
Historia y leyendas se presentan así ante nuestros ojos desde una perspectiva diferente: ¿Celtas en medio de los Andes?, ¿celtas en la Amazonía?, sobrevivientes de un imperio al cual incluso los incas admiraban, fue al huir de estos que terminan por darle vida a una leyenda que originalmente pertenecía al viejo continente; pero, es también la historia de jóvenes, valientes y avariciosos aventureros españoles dispuestos a ir al fin del mundo en la búsqueda de riquezas; lealtad a toda prueba, romance como resultado de las situaciones más depravadas y también de las más nobles; nostalgia por una época que llegó cuando no se la esperaba y se fue después de una breve existencia y que, sin embargo, tuvo el mérito de darle a la humanidad un aura de misterio y epopeya que la acompañará siempre. Y todo sucedió dónde nadie lo imaginaba: en medio de la selva más fiera, impenetrable y rica del mundo.
Es la historia de personas y familias enteras, de generaciones, de su evolución, de su alejamiento y de su reencuentro, después de mil aventuras, de mil situaciones extrañas; del poder de la sangre, de la entereza, del esfuerzo por la supervivencia, por ser libres, por adoptar y preservar a la vez un estilo de vida y crear otro.
Nuestra historia comienza en los Andes, cuando el Imperio Inca intenta conquistar al Imperio de los Chachapoyas. Es el momento de expansión y máximo apogeo del Imperio Inca. Éste había decidido apoderarse del Imperio Chachapoyas no solo por el afán expansionista que siempre lo caracterizó, sino también porqué se sentían atraídos por las historias que giraban en torno a este pueblo del que se decía poseía las más bellas mujeres entre todos los pueblos con los que los incas habían tenido contacto. Por tanto, el botín iba a comprender a aquellas bellas mujeres de las que tanto habían escuchado hablar. De hecho cuando el Imperio Chachapoyas cayó, muchas de estas mujeres cayeron bajo el control directo de la nobleza inca.
Esta historia comienza en el tercer tercio del siglo XV, y se proyecta hacia mediados del siglo XVI; en ella un grupo de mujeres, tras la derrota de su ejército, decide no aceptar la dominación del Imperio Inca y van en busca de una oportunidad de escapar de éste; huyen buscando en sus raíces, en sus leyendas, una oportunidad de encontrar un nuevo lugar al que puedan denominar un día «hogar».
Esta es la historia de un pueblo que buscando subsistir termina por convertirse en «Las Reinas del Infierno Verde»; un infierno que para ellas fue en realidad un paraíso.
Es el momento de la expansión, de ir a lugares de donde nadie ha regresado, en donde las leyendas y la realidad se confunden, se mezclan, dando por resultado el renacer nuevamente, es cuando la historia se hace leyenda y ésta se hace parte de nosotros mismos.
Es una novela, en parte psicológica, pues se introduce en el alma de una niña y la acompaña en su recorrido a ser mujer y buscar su lugar en el mundo; y es en este camino, que sin proponérselo, se convierte en la líder de los que la acompañan a vivir esta aventura; el relato encierra una paradoja, un mensaje, para todos aquellos que admiran una leyenda, y que por esas circunstancias que a veces se presentan en nuestra vida, sin buscarlo, emprenden un derrotero que los lleva a convertirse en la leyenda misma.
De esta forma, sin darse cuenta, lo que ella sembró terminó por germinar generaciones después dándole al mundo una fuente enorme de cuestionamientos sobre: ¿Qué pasó hace siglos en medio de la selva? ¿Qué civilizaciones se desarrollaron allí? ¿Cómo llegaron? y ¿Por qué desaparecieron?
Historia y leyendas se presentan así ante nuestros ojos desde una perspectiva diferente: ¿Celtas en medio de los Andes?, ¿celtas en la Amazonía?, sobrevivientes de un imperio al cual incluso los incas admiraban, fue al huir de estos que terminan por darle vida a una leyenda que originalmente pertenecía al viejo continente; pero, es también la historia de jóvenes, valientes y avariciosos aventureros españoles dispuestos a ir al fin del mundo en la búsqueda de riquezas; lealtad a toda prueba, romance como resultado de las situaciones más depravadas y también de las más nobles; nostalgia por una época que llegó cuando no se la esperaba y se fue después de una breve existencia y que, sin embargo, tuvo el mérito de darle a la humanidad un aura de misterio y epopeya que la acompañará siempre. Y todo sucedió dónde nadie lo imaginaba: en medio de la selva más fiera, impenetrable y rica del mundo.
Es la historia de personas y familias enteras, de generaciones, de su evolución, de su alejamiento y de su reencuentro, después de mil aventuras, de mil situaciones extrañas; del poder de la sangre, de la entereza, del esfuerzo por la supervivencia, por ser libres, por adoptar y preservar a la vez un estilo de vida y crear otro.
Nuestra historia comienza en los Andes, cuando el Imperio Inca intenta conquistar al Imperio de los Chachapoyas. Es el momento de expansión y máximo apogeo del Imperio Inca. Éste había decidido apoderarse del Imperio Chachapoyas no solo por el afán expansionista que siempre lo caracterizó, sino también porqué se sentían atraídos por las historias que giraban en torno a este pueblo del que se decía poseía las más bellas mujeres entre todos los pueblos con los que los incas habían tenido contacto. Por tanto, el botín iba a comprender a aquellas bellas mujeres de las que tanto habían escuchado hablar. De hecho cuando el Imperio Chachapoyas cayó, muchas de estas mujeres cayeron bajo el control directo de la nobleza inca.
Esta historia comienza en el tercer tercio del siglo XV, y se proyecta hacia mediados del siglo XVI; en ella un grupo de mujeres, tras la derrota de su ejército, decide no aceptar la dominación del Imperio Inca y van en busca de una oportunidad de escapar de éste; huyen buscando en sus raíces, en sus leyendas, una oportunidad de encontrar un nuevo lugar al que puedan denominar un día «hogar».
Esta es la historia de un pueblo que buscando subsistir termina por convertirse en «Las Reinas del Infierno Verde»; un infierno que para ellas fue en realidad un paraíso.