Las tinieblas que envolvían mi ser comenzaron a disiparse. Tenues reflejos luminosos destellaban ante mí en una extraña danza que no acababa de comprender. Sin embargo aquél caos luminoso comenzó a cobrar consistencia, y las extrañas formas empezaron a adquirir lógica y perspectiva. Aunque mi visión distaba mucho de ser nítida y, mi percepción del tiempo había cobrado otro rumbo, definido por todas aquellas extrañas formas que alcanzaba a percibir, pude reconocer o intuir la silueta de un ser que se mostraba ante mí impertérrito. Su pelo graso peinado hacia atrás de un blanco marfil, su nariz aguileña, su cara delgada y, esas peculiares orejas con el lóbulo pendular tan característico; completaba la primera imagen que era capaz de reconocer ante mí. Y ese extraño personaje emitió unos sonidos que pude interpretar con precisión:
<< Hola Juan Carlos, bienvenido a la nueva generación de los Feliú>>
Y ahora ¡Despiertaaaa!...
<< Hola Juan Carlos, bienvenido a la nueva generación de los Feliú>>
Y ahora ¡Despiertaaaa!...